Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Jesús y Nicodemo (43:3:1 - 43:3:15)
Y había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un gobernante de los judíos.
Este vino a Jesús de noche y le dijo: —Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, a menos que Dios esté con él.
Respondió Jesús y le dijo: —De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le dijo: —¿Cómo puede nacer un hombre si ya es viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
Respondió Jesús: —De cierto, de cierto te digo que a menos que uno nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que ha nacido de la carne, carne es; y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: “Os es necesario nacer de nuevo.”
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que ha nacido del Espíritu.
Respondió Nicodemo y le dijo: —¿Cómo puede suceder eso?
Respondió Jesús y le dijo: —Tú eres el maestro de Israel, ¿y no sabes esto?
De cierto, de cierto te digo que hablamos de lo que sabemos; y testificamos de lo que hemos visto. Pero no recibís nuestro testimonio.
Si os hablé de cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las celestiales?
Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre.
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
para que todo aquel que cree en él tenga vida eterna.