Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > JeremÃas > JeremÃas en la cisterna (24:38:1 - 24:38:13)
SefatÃas hijo de Matán, GedalÃas hijo de Pasjur, Jucal hijo de SelemÃas y Pasjur hijo de MalquÃas oyeron las palabras que JeremÃas hablaba a todo el pueblo, diciendo:
—Asà ha dicho Jehovah: “El que se quede en esta ciudad morirá por la espada, por el hambre o por la peste. Pero el que se rinda a los caldeos vivirá; su vida le será por botÃn, y vivirá.
Asà ha dicho Jehovah: Ciertamente esta ciudad será entregada en mano del ejército del rey de Babilonia, y la tomará.”
Entonces los magistrados dijeron al rey: —¡Que muera este hombre! Pues de esta manera, al hablarles tales palabras, desmoraliza a los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y a todo el pueblo. Porque este hombre no busca el bien de este pueblo, sino su mal.
El rey SedequÃas dijo: —He allÃ, él está en vuestras manos. Porque nada puede el rey contra vosotros.
Entonces tomaron a JeremÃas y lo hicieron echar en la cisterna de MalquÃas hijo del rey, que estaba en el patio de la guardia. Y bajaron a JeremÃas con sogas. En la cisterna no habÃa agua, sino lodo; y JeremÃas se hundió en el lodo.
Ebedmelec el etÃope, un funcionario que estaba en la casa del rey, se enteró de que habÃan metido a JeremÃas en la cisterna. Y estando el rey sentado en la puerta de BenjamÃn,
Ebedmelec salió de la casa del rey y habló al rey diciendo:
—Oh mi señor el rey, estos hombres han actuado mal en todo lo que han hecho con el profeta JeremÃas, a quien metieron en la cisterna. Allà morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad.
Entonces el rey mandó al mismo Ebedmelec el etÃope, diciendo: —Toma contigo treinta hombres de aquà y saca al profeta JeremÃas de la cisterna antes que muera.
Entonces Ebedmelec tomó consigo a los hombres y entró en la casa del rey, al lugar que estaba debajo del depósito del tesoro, y tomó de allà trapos raÃdos y trapos rasgados, y los bajó con sogas a JeremÃas en la cisterna.
Y Ebedmelec el etÃope dijo a JeremÃas: —Pon estos trapos raÃdos y rasgados en tus axilas, bajo tus brazos, debajo de las sogas. Asà lo hizo JeremÃas.
De esta manera sacaron a JeremÃas con sogas, y lo subieron de la cisterna. Y JeremÃas permaneció en el patio de la guardia.
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