Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Manasés (14:33:1 - 14:33:20)
Manasés tenía 12 años cuando comenzó a reinar, y reinó 55 años en Jerusalén.
El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel.
Volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías había destruido. Erigió altares a los Baales, hizo árboles rituales de Asera, y se postró ante todo el ejército de los cielos y les rindió culto.
También edificó altares en la casa de Jehovah, de la cual Jehovah había dicho: “En Jerusalén estará mi nombre para siempre.”
Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehovah.
Hizo pasar por fuego a sus hijos en el valle de Ben-hinom; practicó la magia, la adivinación y la hechicería; evocó a los muertos y practicó el espiritismo. Abundó en hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira.
La imagen tallada del ídolo que había hecho, él la puso en la casa de Dios, de la cual Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: “En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre.
No volveré a quitar los pies de Israel de la tierra que yo he establecido para vuestros padres, con tal de que procuren hacer todas las cosas que les he mandado: toda la ley, los estatutos y los decretos, dados por medio de Moisés.”
Manasés hizo que Judá y los habitantes de Jerusalén se desviaran; e hicieron lo malo, más que las naciones que Jehovah había destruido ante los hijos de Israel.
Jehovah habló a Manasés y a su pueblo, pero no escucharon.
Por ello Jehovah trajo contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, quienes aprisionaron con ganchos a Manasés, y lo llevaron a Babilonia atado con cadenas de bronce.
Sin embargo, cuando fue puesto en angustia, imploró el favor de Jehovah su Dios y se humilló mucho delante del Dios de sus padres.
El oró a Dios, quien aceptó su oración y escuchó su súplica, y lo hizo volver a Jerusalén y a su reino. Entonces Manasés reconoció que Jehovah es Dios.
Después de esto edificó la muralla exterior de la Ciudad de David, al oeste de Guijón, en el valle, hasta la entrada de la puerta del Pescado, y cercó el Ofel, elevándola mucho. También puso oficiales del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá.
Quitó de la casa de Jehovah los dioses extraños y el ídolo, asimismo todos los altares que había edificado en el monte de la casa de Jehovah y en Jerusalén; y los echó fuera de la ciudad.
Luego restauró el altar de Jehovah, y sobre él ofreció sacrificios de paz y de acción de gracias, y mandó a los de Judá que sirviesen a Jehovah Dios de Israel.
Sin embargo, el pueblo seguía ofreciendo sacrificios en los lugares altos, aunque sólo a Jehovah su Dios.
Los demás hechos de Manasés, su oración a su Dios y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Jehovah Dios de Israel, he aquí que están escritos en las crónicas de los reyes de Israel.
Asimismo, su oración y cómo fue escuchado, todo su pecado e infidelidad, los sitios donde edificó lugares altos y puso árboles rituales de Asera e imágenes, antes de que se humillase, he aquí que están escritos en las crónicas de los videntes.
Manasés reposó con sus padres, y lo sepultaron en su casa. Y su hijo Amón reinó en su lugar.
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