Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > JeremÃas > El rey quema el rollo (24:36:1 - 24:36:32)
Aconteció en el cuarto año de Joacim hijo de JosÃas, rey de Judá, que vino a JeremÃas esta palabra de parte de Jehovah, diciendo:
“Toma un rollo de pergamino y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel, contra Judá y contra todas las naciones, desde el dÃa que comencé a hablarte, en los dÃas de JosÃas, hasta el dÃa de hoy.
Quizás la casa de Judá oiga de todo el mal que yo pienso hacerles, y se vuelva cada uno de su mal camino, para que yo perdone su maldad y su pecado.”
Entonces JeremÃas llamó a Baruc hijo de NerÃas, y Baruc escribió en un rollo de pergamino todas las palabras que Jehovah le habÃa hablado, según el dictado de JeremÃas.
Después JeremÃas mandó a Baruc diciendo: “Yo estoy impedido; no puedo entrar en la casa de Jehovah.
Pues entra tú en la casa de Jehovah en un dÃa de ayuno, y lee del rollo las palabras de Jehovah que te he dictado, a oÃdos del pueblo, y también a oÃdos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades.
Quizás la súplica de ellos llegue a la presencia de Jehovah, y se vuelva cada uno de su mal camino. Porque grande es el furor y la ira que Jehovah ha expresado contra este pueblo.”
Baruc hijo de NerÃas hizo conforme a todo lo que le mandó el profeta JeremÃas, y leyó del libro las palabras de Jehovah, en la casa de Jehovah.
Sucedió en el mes noveno del quinto año de Joacim hijo de JosÃas, rey de Judá, que proclamaron ayuno delante de Jehovah para todo el pueblo de Jerusalén y para todo el pueblo que venÃa a Jerusalén de las ciudades de Judá.
Y Baruc leyó del libro, a oÃdos de todo el pueblo, las palabras de JeremÃas, en la casa de Jehovah, en la cámara de GemarÃas, hijo del escriba Safán, la cual estaba en el atrio superior, a la entrada de la puerta Nueva de la casa de Jehovah.
Entonces Miqueas hijo de GemarÃas, hijo de Safán, habiendo oÃdo del libro todas las palabras de Jehovah,
descendió a la casa del rey, a la cámara del escriba. Y he aquà que todos los magistrados estaban sentados allÃ: el escriba Elisama, DelaÃas hijo de SemeÃas, Elnatán hijo de Acbor, GemarÃas hijo de Safán, SedequÃas hijo de AnanÃas y los demás magistrados.
Miqueas les refirió todas las palabras que habÃa oÃdo a Baruc leer del libro, a oÃdos del pueblo.
Entonces todos los magistrados enviaron a Jehudà hijo de NetanÃas, hijo de SelemÃas, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc: —Toma en tu mano el rollo que leÃste a oÃdos del pueblo, y ven. Baruc hijo de NerÃas tomó el rollo en su mano y fue a ellos.
Entonces le dijeron: —Siéntate, y léelo a nuestros oÃdos. Baruc lo leyó a sus oÃdos.
Y sucedió que cuando oyeron todas aquellas palabras, cada uno, espantado, se volvió a su compañero. Y dijeron a Baruc: —¡Sin falta hemos de referir al rey todas estas palabras!
Luego preguntaron a Baruc diciendo: —Cuéntanos cómo escribiste de parte de él todas estas palabras.
Baruc les dijo: —El me dictaba todas estas palabras, y yo escribÃa con tinta en el libro.
Entonces los magistrados dijeron a Baruc: —Vé, y escondeos tú y JeremÃas. Que nadie sepa dónde estáis.
Habiendo depositado el rollo en la cámara del escriba Elisama, fueron al rey, en el atrio, y refirieron todas estas cosas a oÃdos del rey.
Entonces el rey envió a Jehudà para que tomase el rollo. Este lo tomó de la cámara del escriba Elisama y lo leyó a oÃdos del rey y a oÃdos de todos los magistrados que estaban junto al rey.
Era el mes noveno, y el rey estaba en la casa de invierno, donde habÃa un brasero encendido delante de él.
Y sucedió que cuando Jehudà habÃa leÃdo tres o cuatro columnas, el rey lo rasgó con un cortaplumas de escriba y lo echó al fuego que habÃa en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió en el fuego que habÃa en el brasero.
Pero ni el rey ni todos sus servidores que oyeron estas palabras sintieron temor ni rasgaron sus vestiduras.
A pesar de que Elnatán, DelaÃas y GemarÃas rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no les quiso escuchar.
Al contrario, el rey mandó a Jerameel hijo del rey, a SeraÃas hijo de Azriel y a SelemÃas hijo de Abdeel que prendiesen al escriba Baruc y al profeta JeremÃas. Pero Jehovah los escondió.
Después que el rey quemó el rollo que contenÃa las palabras que Baruc habÃa escrito al dictado de JeremÃas, vino la palabra de Jehovah a JeremÃas, diciendo:
“Vuelve a tomar otro rollo y escribe en él todas las mismas palabras que estaban en el primer rollo, el que quemó Joacim, rey de Judá.
Y dirás a Joacim, rey de Judá, que asà ha dicho Jehovah: Tú quemaste este rollo diciendo: ¿Por qué escribiste en él que ciertamente vendrá el rey de Babilonia y destruirá esta tierra y hará desaparecer de ella a los hombres y los animales?
Por tanto, asà ha dicho Jehovah con respecto a Joacim, rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David, y su cadáver será echado al calor del dÃa y a la helada de la noche.
Castigaré tanto a él como a sus descendientes y a sus servidores por su maldad. Traeré sobre ellos, sobre los habitantes de Jerusalén y sobre los hombres de Judá todo el mal de que les he hablado y que no quisieron escuchar.”
Entonces JeremÃas tomó otro rollo y lo dio al escriba Baruc hijo de NerÃas. Este escribió en él, al dictado de JeremÃas, todas las cosas del libro que Joacim rey de Judá habÃa quemado en el fuego; y además, fueron añadidas muchas otras palabras semejantes.
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