Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jonás > El enojo de Jonás (32:4:1 - 33:4:13)
Pero esto desagradó grandemente a Jonás y lo enojó.
Y oró a Jehovah diciendo: —Oh Jehovah, ¿no es esto lo que decía yo estando aún en mi tierra? ¡Por eso me adelanté a huir a Tarsis! Porque sabía que tú eres un Dios clemente y compasivo, lento para la ira, grande en misericordia y que desistes de hacer el mal.
Ahora, oh Jehovah, por favor, quítame la vida, porque mejor sería mi muerte que mi vida.
Jehovah le respondió: —¿Haces bien en enojarte tanto?
Entonces Jonás salió de la ciudad y se sentó al oriente de ella. Allí se hizo una enramada y se sentó a su sombra hasta ver qué sucedería a la ciudad.
Entonces Jehovah dispuso que creciera una planta de ricino, para que hiciese sombra sobre la cabeza de Jonás para protegerle de la insolación. Y Jonás se alegró muchísimo por el ricino.
Pero Dios dispuso también, al amanecer del día siguiente, un gusano que atacó la planta de ricino, y ésta se secó.
Y aconteció que al salir el sol, Dios dispuso un sofocante viento oriental, y el sol hirió la cabeza de Jonás, de modo que se desmayaba y anhelaba morirse. Y dijo: —¡Mejor sería mi muerte que mi vida!
Entonces Dios dijo a Jonás: —¿Te parece bien enojarte por lo de la planta de ricino? El respondió: —¡Me parece bien enojarme, hasta la muerte!
Y Jehovah le dijo: —Tú te preocupas por la planta de ricino, por la cual no trabajaste ni la hiciste crecer, que en una noche llegó a existir y en una noche pereció.
¿Y no he de preocuparme yo por Nínive, aquella gran ciudad, donde hay más de 120.000 personas que no distinguen su mano derecha de su mano izquierda, y muchos animales?
Ahora se han reunido muchas naciones contra ti y dicen: “¡Sea profanada, y vean nuestros ojos la ruina de Sion!”
Pero ellos no conocen los planes de Jehovah ni comprenden su consejo, a pesar de que él los ha juntado como a gavillas en la era.
¡Levántate y trilla, oh hija de Sion! Haré que tu cuerno sea de hierro y tus uñas, de bronce. Desmenuzarás a muchos pueblos, y consagrarás a Jehovah el botín de ellos, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.
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