Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > IsaÃas > Condenación de la idolatrÃa de Israel (23:57:1 - 23:57:21)
El justo perece, y no hay quien lo tome a pecho. Los piadosos son eliminados, y nadie entiende que es a causa de la calamidad que el justo es eliminado.
El que anda en rectitud entrará en paz; llegarán a reposar sobre sus lechos.
¡Pero acercaos acá vosotros, oh hijos de bruja, descendientes de adúltero y de prostituta!
¿De quién os mofáis? ¿Contra quién abrÃs la boca y alargáis la lengua? ¿No sois vosotros hijos rebeldes y descendencia mentirosa?
Vosotros ardéis de lujuria entre los robles y debajo de todo árbol frondoso. Degolláis a vuestros hijos en los valles y debajo de las hendiduras de las peñas.
“Con las piedras lisas del valle está tu parte. ¡Ellas, ellas serán tu porción! A ellas derramas libación y ofreces oblación. ¿Habré de aplacarme ante estas cosas?
Sobre el monte alto y encumbrado pusiste tu cama. Allà también subiste a hacer sacrificio.
Tras la puerta y el poste pusiste tu propio memorial; porque alejado de mà te desnudaste, subiste y extendiste tu cama. Hiciste con ellos pacto, amaste su cama, miraste su desnudez.
“Fuiste al rey con ungüentos, y multiplicaste tus perfumes; enviaste lejos a tus mensajeros, y te humillaste hasta el Seol.
Con tanto caminar te cansaste, pero no dijiste: ¡Estoy rendida! Hallaste mucha vitalidad, por lo cual no desfalleciste.
“¿Por quién tuviste aprehensión y a quién temiste, de modo que mintieses y no te acordases de mÃ, ni lo tomases a pecho? ¿No es porque he guardado silencio y disimulado, y no me has temido?
Yo expondré tu justicia y tus obras, pero ellas no te aprovecharán.
Cuando clames, ¡que te libre tu colección de Ãdolos! Pero a todos ellos se los llevará el viento; un soplo los arrebatará. Pero el que se refugia en mà tendrá la tierra por heredad y poseerá mi santo monte.”
Entonces él dirá: “¡Allanad, allanad la calzada! ¡Preparad el camino! ¡Quitad los obstáculos del camino de mi pueblo!”
Porque asà ha dicho el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo: “Yo habito en las alturas y en santidad; pero estoy con el de espÃritu contrito y humillado, para vivificar el espÃritu de los humildes y para vivificar el corazón de los oprimidos.
Porque no he de contender para siempre, ni para siempre he de estar airado, pues se desmayarÃa delante de mà el espÃritu y las almas que he creado.
“Por la iniquidad de sus ganancias deshonestas me indigné y lo golpeé. Escondà mi rostro y me indigné. Pero él continuó rebelde en el camino de su corazón.
He visto sus caminos, pero lo sanaré. Lo guiaré y le daré consuelo, a él y a los suyos que están de duelo.
Yo soy el que crea fruto de labios: ¡Paz, paz para el que está lejos y para el que está cerca!, dice Jehovah. Yo lo sanaré.
Pero los impÃos son como el mar agitado que no puede estar quieto y cuyas aguas arrojan cieno y lodo.
“¡No hay paz para los malos!,” dice mi Dios.
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