Nuevo Testamento

Jesús anuncia su muerte

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Jesús anuncia su muerte (43:12:27 - 43:12:36)

Ahora está turbada mi alma. ¿Qué diré: “Padre, sálvame de esta hora”? ¡Al contrario, para esto he llegado a esta hora!

Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: “¡Ya lo he glorificado y lo glorificaré otra vez!”

La multitud que estaba presente y escuchó, decía que había sido un trueno. Otros decían: —¡Un ángel le ha hablado!

Jesús respondió y dijo: —No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa vuestra.

Ahora es el juicio de este mundo. Ahora será echado fuera el príncipe de este mundo.

Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.

Esto decía dando a entender de qué muerte había de morir.

Entonces la gente le respondió: —Nosotros hemos oído que, según la ley, el Cristo permanece para siempre. ¿Y cómo es que tú dices: “Es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”? ¿Quién es este Hijo del Hombre?

Entonces Jesús les dijo: —Aún por un poco de tiempo está la luz entre vosotros. Andad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas. Porque el que anda en tinieblas no sabe a dónde va.

Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y al apartarse, se escondió de ellos.

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Incredulidad de los judíos

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Incredulidad de los judíos (43:12:37 - 43:12:43)

Pero a pesar de haber hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él;

para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje? ¿A quién se ha revelado el brazo del Señor?

Por eso no podían creer, porque Isaías dijo en otra ocasión:

El ha cegado los ojos de ellos y endureció su corazón, para que no vean con los ojos ni entiendan con el corazón, ni se conviertan, y yo los sane.

Estas cosas dijo Isaías porque vio su gloria y habló acerca de él.

No obstante, aun de entre los dirigentes, muchos creyeron en él, pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.

Porque amaron la gloria de los hombres más que la gloria de Dios.

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Las palabras de Jesús juzgarán a los hombres

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Las palabras de Jesús juzgarán a los hombres (43:12:44 - 43:12:50)

Pero Jesús alzó la voz y dijo: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;

y el que me ve a mí, ve al que me envió.

Yo he venido al mundo como luz, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en las tinieblas.

Si alguien oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo; porque yo no vine para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.

El que me desecha y no recibe mis palabras tiene quien le juzgue: La palabra que he hablado le juzgará en el día final.

Porque yo no hablé por mí mismo; sino que el Padre que me envió, él me ha dado mandamiento de qué he de decir y de qué he de hablar.

Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así que, lo que yo hablo, lo hablo tal y como el Padre me ha hablado.”

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Jesús lava los pies de sus discípulos

Imagen Jesús lava los pies de sus discípulos 1
Enviado por hermosa muestra de amor

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Jesús lava los pies de sus discípulos (43:13:1 - 43:13:20)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora para pasar de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.

Durante la cena, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas hijo de Simón Iscariote que le entregase,

y sabiendo Jesús que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos y que él había salido de Dios y a Dios iba,

se levantó de la cena; se quitó el manto, y tomando una toalla, se ciñó con ella.

Luego echó agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido.

Entonces llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: —Señor, ¿tú me lavas los pies a mí?

Respondió Jesús y le dijo: —Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás después.

Pedro le dijo: —¡Jamás me lavarás los pies! Jesús le respondió: —Si no te lavo, no tienes parte conmigo.

Le dijo Simón Pedro: —Señor, entonces, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza.

Le dijo Jesús: —El que se ha lavado no tiene necesidad de lavarse más que los pies, pues está todo limpio. Ya vosotros estáis limpios, aunque no todos.

Porque sabía quién le entregaba, por eso dijo: “No todos estáis limpios.”

Así que, después de haberles lavado los pies, tomó su manto, se volvió a sentar a la mesa y les dijo: —¿Entendéis lo que os he hecho?

Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy.

Pues bien, si yo, el Señor y el Maestro, lavé vuestros pies, también vosotros debéis lavaros los pies los unos a los otros.

Porque ejemplo os he dado, para que así como yo os hice, vosotros también hagáis.

De cierto, de cierto os digo que el siervo no es mayor que su señor, ni tampoco el apóstol es mayor que el que le envió.

Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis.

No hablo así de todos vosotros. Yo sé a quiénes he elegido; pero para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo levantó contra mí su talón.

Desde ahora os lo digo, antes de que suceda, para que cuando suceda, creáis que Yo Soy.

De cierto, de cierto os digo que el que recibe al que yo envío, a mí me recibe; y el que a mí me recibe, recibe al que me envió.

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Jesús anuncia la traición de Judas

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Jesús anuncia la traición de Judas (43:13:21 - 43:13:30)

Después de haber dicho esto, Jesús se conmovió en espíritu y testificó diciendo: —De cierto, de cierto os digo que uno de vosotros me ha de entregar.

Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.

Uno de sus discípulos, a quien Jesús amaba, estaba a la mesa recostado junto a Jesús.

A él Simón Pedro le hizo señas para que preguntase quién era aquel de quien hablaba.

Entonces él, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dijo: —Señor, ¿quién es?

Jesús contestó: —Es aquel para quien yo mojo el bocado y se lo doy. Y mojando el bocado, lo tomó y se lo dio a Judas hijo de Simón Iscariote.

Después del bocado, Satanás entró en él. Entonces le dijo Jesús: —Lo que estás haciendo, hazlo pronto.

Ninguno de los que estaban a la mesa entendió para qué le dijo esto;

porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: “Compra lo que necesitamos para la fiesta,” o que diese algo a los pobres.

Cuando tomó el bocado, él salió en seguida; y ya era de noche.

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