Nuevo Testamento

Regreso de los setenta

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Regreso de los setenta (42:10:17 - 42:10:20)

Los setenta volvieron con gozo, diciendo: —Señor, ¡aun los demonios se nos sujetan en tu nombre!

El les dijo: —Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.

He aquí, os doy autoridad de pisar serpientes, escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo; y nada os dañará.

Sin embargo, no os regocijéis de esto, de que los espíritus se os sujeten; sino regocijaos de que vuestros nombres están inscritos en los cielos.

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Jesús se regocija

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Jesús se regocija (42:10:21 - 42:10:24)

En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu Santo y dijo: “Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.

“Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre. Nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.”

Volviéndose a los discípulos les dijo aparte: —Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis.

Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

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El buen samaritano

Imagen El buen samaritano 1
Enviado por sarita

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > El buen samaritano (42:10:25 - 42:10:37)

Y he aquí, cierto maestro de la ley se levantó para probarle, diciendo: —Maestro, ¿haciendo qué cosa poseeré la vida eterna?

Y él le dijo: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?

El le respondió diciendo: —Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.

Le dijo: —Has respondido bien. Haz esto y vivirás.

Pero él, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo?

Respondiendo Jesús dijo: —Cierto hombre descendía de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de ladrones, quienes le despojaron de su ropa, le hirieron y se fueron, dejándole medio muerto.

Por casualidad, descendía cierto sacerdote por aquel camino; y al verle, pasó de largo.

De igual manera, un levita también llegó al lugar; y al ir y verle, pasó de largo.

Pero cierto samaritano, que iba de viaje, llegó cerca de él; y al verle, fue movido a misericordia.

Acercándose a él, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino. Y poniéndole sobre su propia cabalgadura, le llevó a un mesón y cuidó de él.

Al día siguiente, sacó dos denarios y los dio al mesonero diciéndole: “Cuídamelo, y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando vuelva.”

¿Cuál de estos tres te parece haber sido el prójimo de aquel que cayó en manos de ladrones?

El dijo: —El que hizo misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: —Vé y haz tú lo mismo.

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Jesús visita a Marta y a María

Imagen Jesús visita a Marta y a María 1

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Jesús visita a Marta y a María (42:10:38 - 42:10:42)

Prosiguiendo ellos su camino, él entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.

Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual se sentó a los pies del Señor y escuchaba su palabra.

Pero Marta estaba preocupada con muchos quehaceres, y acercándose dijo: —Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado servir sola? Dile, pues, que me ayude.

Pero respondiendo el Señor le dijo: —Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas.

Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

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Jesús y la oración

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Jesús y la oración (42:11:1 - 42:11:13)

Aconteció que, estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: —Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.

El les dijo: —Cuando oréis, decid: “Padre nuestro que estás en los cielos: Santificado sea tu nombre; venga tu reino; sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy;

y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.”

Les dijo también: —Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo y va a él a la medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes,

porque ha llegado a mí un amigo de viaje, y no tengo nada que poner delante de él.”

¿Le responderá aquél desde adentro: “No me molestes; ya está cerrada la puerta, y mis niños están conmigo en la cama; no puedo levantarme para dártelos”?

Os digo que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, ciertamente por la insistencia de aquél se levantará y le dará todo lo que necesite.

Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Porque todo aquel que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abrirá.

¿Qué padre de entre vosotros, si su hijo le pide pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente?

O si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión?

Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenos regalos a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que le pidan?

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