Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Lucas > Los mensajeros de Juan el Bautista (42:7:18 - 42:7:35)
A Juan le informaron sus discípulos acerca de todas estas cosas. Entonces Juan llamó a dos de sus discípulos
y los envió al Señor, para preguntarle: “¿Eres tú aquel que ha de venir, o esperaremos a otro?”
Cuando los hombres vinieron a Jesús, le dijeron: —Juan el Bautista nos ha enviado a ti, diciendo: “¿Eres tú aquel que ha de venir, o esperaremos a otro?”
En aquella hora Jesús sanó a muchos de enfermedades, de plagas y de espíritus malos; y a muchos ciegos les dio la vista.
Y respondiendo les dijo: —Id y haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son hechos limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres se les anuncia el evangelio.
Bienaventurado es el que no toma ofensa en mí.
Cuando se fueron los mensajeros de Juan, Jesús comenzó a hablar de Juan a las multitudes: —¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?
Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido de ropa delicada? He aquí, los que llevan ropas lujosas y viven en placeres están en los palacios reales.
Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? ¡Sí, os digo, y más que profeta!
El es aquel de quien está escrito: He aquí envío mi mensajero delante de tu rostro, quien preparará tu camino delante de ti.
Os digo que entre los nacidos de mujer, no hay ninguno mayor que Juan. Sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.
Al oírle, todo el pueblo y los publicanos justificaron a Dios, siendo bautizados con el bautismo de Juan.
Pero los fariseos y los intérpretes de la ley rechazaron el propósito de Dios para ellos, no siendo bautizados por él.
—¿A qué, pues, compararé a los hombres de esta generación? ¿A qué son semejantes?
Son semejantes a los muchachos que se sientan en la plaza, y gritan los unos a los otros, diciendo: “Os tocamos la flauta, y no bailasteis; entonamos canciones de duelo, y no llorasteis.”
Porque ha venido Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y decís: “¡Demonio tiene!”
Ha venido el Hijo del Hombre que come y bebe, y decís: “¡He allí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores!”
Pero la sabiduría es justificada por todos sus hijos.