Nuevo Testamento

Muerte de Juan el Bautista

Imagen Muerte de Juan el Bautista 1

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Muerte de Juan el Bautista (40:14:1 - 40:14:12)

En aquel tiempo, Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús

y dijo a sus criados: “¡Este es Juan el Bautista! El ha resucitado de los muertos; por esta razón operan estos poderes en él.”

Porque Herodes había prendido a Juan, le había atado con cadenas y puesto en la cárcel por causa de Herodía, la mujer de su hermano Felipe.

Porque Juan le decía: “No te es lícito tenerla por mujer.”

Y aunque Herodes quería matarlo, temió al pueblo; porque le tenían por profeta.

Pero cuando se celebró el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodía danzó en medio y agradó a Herodes,

por lo cual él se comprometió bajo juramento a darle lo que ella pidiera.

Ella, instigada por su madre, dijo: “Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista.”

Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen.

Mandó decapitar a Juan en la cárcel.

Y su cabeza fue traída en un plato y fue dada a la muchacha, y ella la presentó a su madre.

Entonces llegaron sus discípulos, tomaron el cuerpo y lo enterraron. Luego fueron y se lo contaron a Jesús.

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Alimentación de los cinco mil

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Alimentación de los cinco mil (40:14:13 - 40:14:21)

Al oírlo, Jesús se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado. Cuando las multitudes oyeron esto, le siguieron a pie desde las ciudades.

Cuando Jesús salió, vio la gran multitud y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que entre ellos estaban enfermos.

Al atardecer, sus discípulos se acercaron a él y le dijeron: —El lugar es desierto, y la hora ya avanzada. Despide a la gente para que vayan a las aldeas y compren para sí algo de comer.

Pero Jesús les dijo: —No tienen necesidad de irse. Dadles vosotros de comer.

Entonces ellos dijeron: —No tenemos aquí sino cinco panes y dos pescados.

El les dijo: —Traédmelos acá.

Luego mandó que la gente se recostara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y alzando los ojos al cielo, los bendijo. Después de partirlos, dio los panes a sus discípulos, y ellos a la gente.

Todos comieron y se saciaron, y se recogieron doce canastas llenas de lo que sobró de los pedazos.

Los que comieron eran como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

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Jesús anda sobre el mar

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Jesús anda sobre el mar (40:14:22 - 40:14:33)

Y en seguida Jesús obligó a sus discípulos a entrar en la barca e ir delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a las multitudes.

Una vez despedida la gente, subió al monte para orar a solas; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.

La barca ya quedaba a gran distancia de la tierra, azotada por las olas, porque el viento era contrario.

Y a la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue a ellos caminando sobre el mar.

Pero cuando los discípulos le vieron caminando sobre el mar, se turbaron diciendo: —¡Un fantasma! Y gritaron de miedo.

En seguida Jesús les habló diciendo: —¡Tened ánimo! ¡Yo soy! ¡No temáis!

Entonces le respondió Pedro y dijo: —Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

Y él dijo: —Ven. Pedro descendió de la barca y caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús.

Pero al ver el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó diciendo: —¡Señor, sálvame!

De inmediato Jesús extendió la mano, le sostuvo y le dijo: —¡Oh hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

Cuando ellos subieron a la barca, se calmó el viento.

Entonces los que estaban en la barca le adoraron diciendo: —¡Verdaderamente eres Hijo de Dios!

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Jesús sana a los enfermos en Genesaret

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Jesús sana a los enfermos en Genesaret (40:14:34 - 40:14:36)

Cuando cruzaron a la otra orilla, llegaron a la tierra de Genesaret.

Y cuando los hombres de aquel lugar le reconocieron, mandaron a decirlo por toda aquella región, y trajeron a él todos los que estaban enfermos.

Y le rogaban que sólo pudiesen tocar el borde de su manto, y todos los que tocaron quedaron sanos.

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Lo que contamina al hombre

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Mateo > Lo que contamina al hombre (40:15:1 - 40:15:20)

Entonces se acercaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalén, diciendo:

—¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los ancianos? Pues no se lavan las manos cuando comen pan.

El les respondió diciendo: —¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por causa de vuestra tradición?

Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y El que maldiga a su padre o a su madre muera irremisiblemente.

Pero vosotros decís que cualquiera que diga a su padre o a su madre: “Aquello con que hubieras sido beneficiado es mi ofrenda a Dios,”

no debe honrar a su padre. Así habéis invalidado la palabra de Dios por causa de vuestra tradición.

¡Hipócritas! Bien profetizó Isaías de vosotros diciendo:

Este pueblo me honra de labios, pero su corazón está lejos de mí.

Y en vano me rinden culto, enseñando como doctrina los mandamientos de hombres.

Entonces, llamando a sí a la multitud, les dijo: —¡Oíd y entended!

Lo que entra en la boca no contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.

Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron: —¿Sabes que los fariseos se ofendieron al oír esas palabras?

Pero él respondió y dijo: —Toda planta que no plantó mi Padre celestial será desarraigada.

Dejadlos. Son ciegos guías de ciegos. Pero si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el hoyo.

Respondió Pedro y le dijo: —Explícanos esta parábola.

Jesús dijo: —¿También vosotros carecéis de entendimiento?

¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al estómago y sale a la letrina?

Pero lo que sale de la boca viene del corazón, y eso contamina al hombre.

Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las inmoralidades sexuales, los robos, los falsos testimonios y las blasfemias.

Estas cosas son las que contaminan al hombre, pero el comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.

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