Un mudo habla

San Mateo 9:32 – San Mateo 9:34 Mientras aquéllos salían, he aquí le trajeron un hombre mudo endemoniado. Y tan pronto fue echado fuera el demonio, el mudo habló. Y las multitudes se maravillaban diciendo: —¡Nunca se ha visto semejante…

La mies es mucha

San Mateo 9:35 – San Mateo 9:38 Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y cuando vio las multitudes, tuvo compasión de ellas;…

Elección de los doce apóstoles

San Mateo 10:1 – San Mateo 10:4 Entonces llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos para echarlos fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce apóstoles son éstos:…

Misión de los doce

San Mateo 10:5 – San Mateo 10:15 A estos doce los envió Jesús, dándoles instrucciones diciendo: «No vayáis por los caminos de los gentiles, ni entréis en las ciudades de los samaritanos. Pero id, más bien, a las ovejas perdidas…

Persecuciones venideras

San Mateo 10:16 – San Mateo 10:25 «He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y en…

A quién se debe temer

San Mateo 10:26 – San Mateo 10:33 «Así que, no les temáis. Porque no hay nada encubierto que no será revelado, ni oculto que no será conocido. Lo que os digo en privado, decidlo en público; y lo que oís…

Recompensas

San Mateo 10:40 – San Mateo 10:42 «El que os recibe a vosotros a mí me recibe, y el que me recibe a mí recibe al que me envió. El que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá recompensa…

Los mensajeros de Juan el Bautista

San Mateo 11:1 – San Mateo 11:19 Aconteció que, cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos. Ahora bien, cuando oyó Juan en la…

Ayes sobre las ciudades impenitentes

San Mateo 11:20 – San Mateo 13:43 Entonces comenzó a reprender a las ciudades en las cuales se realizaron muchos de sus hechos poderosos, porque no se habían arrepentido: «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si se…