Jesús, el pan de vida
Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Jesús, el pan de vida (43:6:25 - 43:6:59)
Cuando le hallaron al otro lado del mar, le preguntaron: —RabÃ, ¿cuándo llegaste acá?
Jesús les respondió diciendo: —De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis de los panes y os saciasteis.
Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, que el Hijo del Hombre os dará; porque en éste, Dios el Padre ha puesto su sello.
Entonces le dijeron: —¿Qué haremos para realizar las obras de Dios?
Respondió Jesús y les dijo: —Esta es la obra de Dios: que creáis en aquel que él ha enviado.
Entonces le dijeron: —¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra haces?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
Por tanto Jesús les dijo: —De cierto, de cierto os digo que no os ha dado Moisés el pan del cielo, sino mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
Porque el pan de Dios es aquel que desciende del cielo y da vida al mundo.
Le dijeron: —Señor, danos siempre este pan.
Jesús les dijo: —Yo soy el pan de vida. El que a mà viene nunca tendrá hambre, y el que en mà cree no tendrá sed jamás.
Pero os he dicho que me habéis visto, y no creéis.
Todo lo que el Padre me da vendrá a mÃ; y al que a mà viene, jamás lo echaré fuera.
Porque yo he descendido del cielo, no para hacer la voluntad mÃa, sino la voluntad del que me envió.
Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el dÃa final.
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que mira al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y que yo lo resucite en el dÃa final.
Entonces los judÃos murmuraban de él porque habÃa dicho: “Yo soy el pan que descendió del cielo.”
Y decÃan: —¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que ahora dice: “He descendido del cielo”?
Jesús respondió y les dijo: —No murmuréis más entre vosotros.
Nadie puede venir a mÃ, a menos que el Padre que me envió lo traiga; y yo lo resucitaré en el dÃa final.
Está escrito en los Profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Asà que, todo aquel que oye y aprende del Padre viene a mÃ.
No es que alguien haya visto al Padre, sino que aquel que proviene de Dios, éste ha visto al Padre.
De cierto, de cierto os digo: El que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de vida.
Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron.
Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él no muera.
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré por la vida del mundo es mi carne.
Entonces los judÃos contendÃan entre sÃ, diciendo: —¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Y Jesús les dijo: —De cierto, de cierto os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el dÃa final.
Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mÃ, y yo en él.
Asà como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, de la misma manera el que me come también vivirá por mÃ.
Este es el pan que descendió del cielo. No como los padres que comieron y murieron, el que come de este pan vivirá para siempre.
Estas cosas dijo en la sinagoga, cuando enseñaba en Capernaúm.