San Juan

Jesús se aparece a María Magdalena

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Jesús se aparece a María Magdalena (43:20:11 - 43:20:18)

Pero María Magdalena estaba llorando fuera del sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro

y vio a dos ángeles con vestiduras blancas que estaban sentados, el uno a la cabecera y el otro a los pies, donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.

Y ellos le dijeron: —Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: —Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.

Habiendo dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie; pero no se daba cuenta de que era Jesús.

Jesús le dijo: —Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que él era el jardinero, le dijo: —Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.

Jesús le dijo: —María Volviéndose ella, le dijo en hebreo: —¡Raboni! —que quiere decir Maestro—.

Jesús le dijo: —Suéltame, porque aún no he subido al Padre. Pero vé a mis hermanos y diles: “Yo subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.”

María Magdalena fue a dar las nuevas a los discípulos: —¡He visto al Señor! También les contó que él le había dicho estas cosas.

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Jesús se aparece a los discípulos

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Jesús se aparece a los discípulos (43:20:19 - 43:20:23)

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos se reunían por miedo a los judíos, Jesús entró, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡Paz a vosotros!”

Habiendo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se regocijaron cuando vieron al Señor.

Entonces Jesús les dijo otra vez: “¡Paz a vosotros! Como me ha enviado el Padre, así también yo os envío a vosotros.”

Habiendo dicho esto, sopló y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo.

A los que remitáis los pecados, les han sido remitidos; y a quienes se los retengáis, les han sido retenidos.”

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Incredulidad de Tomás

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Incredulidad de Tomás (43:20:24 - 43:20:29)

Pero Tomás, llamado Dídimo, uno de los doce, no estaba con ellos cuando vino Jesús.

Entonces los otros discípulos le decían: —¡Hemos visto al Señor! Pero él les dijo: —Si yo no veo en sus manos la marca de los clavos, y si no meto mi dedo en la marca de los clavos y si no meto mi mano en su costado, no creeré jamás.

Ocho días después sus discípulos estaban adentro otra vez, y Tomás estaba con ellos. Y aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró, se puso en medio y dijo: —¡Paz a vosotros!

Luego dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos; pon acá tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo sino creyente.

Entonces Tomás respondió y le dijo: —¡Señor mío, y Dios mío!

Jesús le dijo: —¿Porque me has visto, has creído? ¡Bienaventurados los que no ven y creen!

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El propósito del libro

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > El propósito del libro (43:20:30 - 43:20:31)

Por cierto Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.

Pero estas cosas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

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Jesús se aparece a siete de sus discípulos

Biblia cristiana > Nuevo Testamento > Evangelios > San Juan > Jesús se aparece a siete de sus discípulos (43:21:1 - 43:21:14)

Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos en el mar de Tiberias. Se manifestó de esta manera:

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado Dídimo, Natanael que era de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.

Simón Pedro les dijo: —Voy a pescar. Le dijeron: —Vamos nosotros también contigo. Salieron y entraron en la barca, pero aquella noche no consiguieron nada.

Al amanecer, Jesús se presentó en la playa, aunque los discípulos no se daban cuenta de que era Jesús.

Entonces Jesús les dijo: —Hijitos, ¿no tenéis nada de comer? Le contestaron: —No.

El les dijo: —Echad la red al lado derecho de la barca, y hallaréis. La echaron, pues, y ya no podían sacarla por la gran cantidad de peces.

Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: —¡Es el Señor! Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó el manto, pues se lo había quitado, y se tiró al mar.

Los otros discípulos llegaron con la barca, arrastrando la red con los peces; porque no estaban lejos de tierra, sino como a doscientos codos.

Cuando bajaron a tierra, vieron brasas puestas, con pescado encima, y pan.

Jesús les dijo: —Traed de los pescados que ahora habéis pescado.

Entonces Simón Pedro subió y sacó a tierra la red llena de grandes pescados, 153 de ellos; y aunque eran tantos, la red no se rompió.

Jesús les dijo: —Venid, comed. Ninguno de los discípulos osaba preguntarle: “Tú, ¿quién eres?,” pues sabían que era el Señor.

Vino, entonces, Jesús y tomó el pan y les dio; y también hizo lo mismo con el pescado.

Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos después de haber resucitado de entre los muertos.

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