Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Pentateuco > Números > Consagración de los levitas (4:8:5 - 4:8:26)
Jehovah habló a Moisés diciendo:
“Toma a los levitas de entre los hijos de Israel y purifícalos.
Así harás con ellos para purificarlos: Rocía sobre ellos el agua para la purificación; luego haz que pasen la navaja sobre todo su cuerpo y que laven sus vestiduras. Así serán purificados.
“Después tomarán un novillo con su ofrenda de harina fina amasada con aceite. Luego tomarás otro novillo, para el sacrificio por el pecado.
Harás que los levitas se acerquen delante del tabernáculo de reunión y reunirás a toda la asamblea de los hijos de Israel.
Después que hayas hecho que se acerquen los levitas delante de Jehovah, los hijos de Israel pondrán sus manos sobre los levitas.
Luego Aarón presentará a los levitas delante de Jehovah, como ofrenda mecida de los hijos de Israel, y ellos estarán listos para realizar el servicio de Jehovah.
“Después los levitas pondrán sus manos sobre las cabezas de los novillos; y tú ofrecerás el uno como sacrificio por el pecado, y el otro en holocausto a Jehovah, para hacer expiación por los levitas.
Harás que los levitas estén de pie delante de Aarón y de sus hijos, y los presentarás como ofrenda mecida a Jehovah.
Así separarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y los levitas serán míos.
Después de eso, cuando los hayas purificado y los hayas presentado como ofrenda mecida, los levitas entrarán a servir en el tabernáculo de reunión.
Porque los levitas están enteramente entregados a mí de entre los hijos de Israel. Yo los he tomado para mí en lugar de todo primogénito que abre la matriz de entre los hijos de Israel.
Porque mío es todo primogénito de los hijos de Israel, tanto de los hombres como de los animales. El día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, los consagré para mí.
Yo he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel.
También he dado los levitas, como un donativo para Aarón y para sus hijos de entre los hijos de Israel, a fin de que realicen el servicio por los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión y hagan expiación por los hijos de Israel. Así no habrá mortandad entre los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel al juntar para ellos todos los peces del mar para que les fuesen suficientes?
Entonces Jehovah respondió a Moisés: —¿Acaso se ha acortado la mano de Jehovah? ¡Ahora verás si se cumple para ti mi palabra, o no!
Entonces Moisés salió y dijo al pueblo las palabras de Jehovah. Reunió a setenta hombres de los ancianos del pueblo y los hizo estar de pie alrededor del tabernáculo.
Entonces Jehovah descendió en la nube y le habló. Tomó del Espíritu que estaba sobre él y lo puso sobre los setenta ancianos. Y sucedió que cuando el Espíritu posó sobre ellos, profetizaron; pero no continuaron haciéndolo.
Pero en el campamento habían quedado dos hombres: uno se llamaba Eldad, y el otro Medad. Sobre ellos también se posó el Espíritu. Ellos estaban entre los que habían sido inscritos pero que no habían ido al tabernáculo, y comenzaron a profetizar en el campamento.
Entonces un joven corrió e informó a Moisés diciendo: —¡Eldad y Medad profetizan en el campamento!
Luego intervino Josué hijo de Nun, quien era ayudante de Moisés, desde su juventud, y dijo: —¡Señor mío, Moisés, impídeselo!
Moisés le respondió: —¿Tienes tú celos por mí? ¡Ojalá que todos fuesen profetas en el pueblo de Jehovah, y que Jehovah pusiese su Espíritu sobre ellos!
Moisés volvió al campamento junto con los ancianos de Israel.
Entonces de parte de Jehovah salió un viento que trajo codornices desde el mar y las dejó caer junto al campamento, hasta la distancia de un día de camino de este lado y un día de camino del otro lado, hasta la altura de dos codos sobre el suelo.
Entonces el pueblo permaneció levantado todo aquel día y toda la noche, y todo el día siguiente, recogiendo las codornices. El que menos, recogió diez montones; y las tendieron para sí alrededor del campamento.
Aún estaba la carne entre sus dientes, antes que la comenzasen a masticar, cuando se encendió el furor de Jehovah contra el pueblo, y Jehovah golpeó al pueblo con una gran plaga.
Y llamó el nombre de aquel lugar Quibrot-hataavah, porque allí sepultaron al pueblo glotón.
De Quibrot-hataavah el pueblo se puso en marcha hacia Hazerot, y permanecieron en Hazerot.