Antiguo Testamento

Los cuatro carros

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > Los cuatro carros (38:6:1 - 38:6:8)

Volví a alzar mis ojos y miré. Y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes. Aquellos montes eran de bronce.

En el primer carro había caballos rojos, en el segundo carro caballos negros,

en el tercer carro caballos blancos y en el cuarto carro caballos moteados y bayos.

Entonces pregunté al ángel que hablaba conmigo: —Señor mío, ¿qué son éstos?

Y el ángel me respondió diciendo: —Estos son los cuatro vientos de los cielos, que salen desde donde están, delante del Señor de toda la tierra.

Los caballos negros uncidos al carro salen hacia la tierra del norte; los blancos salen hacia el occidente; los moteados salen hacia la tierra del sur,

y los bayos salen e intentan recorrer la tierra. —Entonces dijo—: ¡Id, recorred la tierra! Y recorrieron la tierra.

Luego me llamó y me habló diciendo: —Mira, los que salen hacia la tierra del norte han aplacado mi Espíritu en la tierra del norte.

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Coronación simbólica de Josué

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > Coronación simbólica de Josué (38:6:9 - 38:6:15)

La palabra de Jehovah vino a mí diciendo:

“Tomarás una ofrenda de los del cautiverio: de Heldai, de Tobías y de Jedaías, que han venido de Babilonia; y el mismo día irás a la casa de Josías hijo de Sofonías.

Tomarás la plata y el oro, y harás una corona. La pondrás sobre la cabeza del sumo sacerdote Josué hijo de Josadac.

Y le hablarás diciendo que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: ¡He aquí el hombre cuyo nombre es el Retoño brotará de su lugar y edificará el templo de Jehovah!

El edificará el templo de Jehovah. Tendrá gloria, se sentará en su trono y gobernará. Habrá un sacerdote junto a su trono, y habrá consejo de paz entre ambos.”

Heldai, Tobías, Jedaías y el hijo de Sofonías tendrán coronas para gracia y memorial en el templo de Jehovah.

Y los que están lejos vendrán y edificarán el templo de Jehovah. Así conoceréis que Jehovah de los Ejércitos me ha enviado a vosotros. Esto sucederá si escucháis atentamente la voz de Jehovah, vuestro Dios.

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El ayuno que Dios reprueba

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > El ayuno que Dios reprueba (38:7:1 - 38:7:7)

Aconteció que en el cuarto día del mes noveno, es decir, en Quislev, del cuarto año del rey Darío, vino la palabra de Jehovah a Zacarías.

Entonces enviaron a Sarezer, a Reguem-melec y a sus hombres a la casa de Dios para implorar el favor de Jehovah,

y para hablar con los sacerdotes que estaban en la casa de Jehovah de los Ejércitos y con los profetas, a fin de preguntarles: “¿Debo hacer duelo en el mes quinto y ayunar, como he hecho desde hace algunos años?”

Entonces vino a mí la palabra de Jehovah de los Ejércitos, diciendo:

“Habla a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunabais y hacíais duelo en los meses quinto y séptimo durante estos setenta años, ¿acaso ayunabais para mí?

Y cuando coméis y bebéis, ¿acaso no coméis y bebéis para vosotros mismos?

¿No son éstas las palabras que ha dado a conocer Jehovah por medio de los antiguos profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y en paz, y estaban habitadas las ciudades en sus alrededores, y en el Néguev y en la Sefela?”

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La desobediencia, causa del cautiverio

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > La desobediencia, causa del cautiverio (38:7:8 - 38:7:14)

Vino la palabra de Jehovah a Zacarías, diciendo:

“Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Juzgad conforme a la verdad; practicad la bondad y la misericordia, cada uno con su hermano.

No extorsionéis a la viuda, al huérfano, al extranjero y al pobre; ni ninguno piense en su corazón el mal contra su hermano.

Pero no quisieron escuchar. Más bien, se encogieron de hombros rebeldemente y taparon sus oídos para no oír.

Y endurecieron su corazón como un diamante para no oír la ley ni las palabras que Jehovah de los Ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los antiguos profetas. Por tanto, se desencadenó la gran ira de Jehovah de los Ejércitos.

Aconteció que como llamé y ellos no escucharon, así ellos llamaron y yo no escuché, dice Jehovah de los Ejércitos.

Más bien, los esparcí con vendaval por todas las naciones que no conocían, y tras ellos la tierra fue desolada hasta no quedar quien fuese ni viniese. Así convirtieron la tierra de las delicias en desolación.”

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Promesa de la restauración de Jerusalén

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > Promesa de la restauración de Jerusalén (38:8:1 - 38:8:23)

Vino a mí la palabra de Jehovah de los Ejércitos, diciendo:

“Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Yo tuve un gran celo por Sion; con gran enojo tuve celo por ella.

Así ha dicho Jehovah: Yo he vuelto a Sion y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad de Verdad, y el monte de Jehovah de los Ejércitos, Monte de Santidad.

Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Aún han de sentarse los ancianos y las ancianas en las plazas de Jerusalén, cada uno con un bastón en la mano por el gran número de sus días.

Y las calles de la ciudad estarán repletas de niños y niñas jugando en ellas.

Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Si esto parece milagroso ante los ojos del remanente de este pueblo en estos días, ¿habrá de ser también milagroso en mis ojos?, dice Jehovah de los Ejércitos.

“Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: He aquí, yo salvaré a mi pueblo de la tierra del oriente y de la tierra del poniente.

Los traeré, y habitarán en medio de Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios, en fidelidad y en justicia.

Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Esfuércense vuestras manos, vosotros que en estos días oís estas palabras de la boca de los profetas, desde el día en que fueron puestos los cimientos de la casa de Jehovah de los Ejércitos para reedificarla.

Porque antes de estos días no había recompensa para el hombre, ni había recompensa para el ganado, y a causa del enemigo no había paz para el que entraba ni para el que salía. Yo arrojé a todo hombre, cada uno contra su prójimo.

Pero ahora no haré esto con el remanente de este pueblo como en aquellos días pasados, dice Jehovah de los Ejércitos.

Porque su semilla será paz; la vid dará su fruto, la tierra su producto y los cielos su rocío. Y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto.

Sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, oh casa de Judá y casa de Israel, así os libraré, y seréis bendición. No temáis; más bien, esfuércense vuestras manos.

“Porque así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Como pensé haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, y no cambié de parecer, ha dicho Jehovah de los Ejércitos,

así ahora he pensado hacerle bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días. No temáis.

Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo. Juzgad en vuestros tribunales con juicio de paz.

Ninguno de vosotros piense en su corazón el mal contra su prójimo. No améis el falso juramento, porque yo aborrezco todas estas cosas,” dice Jehovah.

Entonces vino a mí la palabra de Jehovah de los Ejércitos, diciendo:

“Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Los ayunos del mes cuarto, del quinto, del séptimo y del décimo serán convertidos en ocasiones de gozo, alegría y buenas festividades para la casa de Judá. Amad, pues, la verdad y la paz.”

Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: “Aún vendrán gentes y habitantes de muchas ciudades.

Los habitantes de una ciudad irán a otra y dirán: ¡Vayamos a implorar el favor de Jehovah, a buscar a Jehovah de los Ejércitos! ¡Yo también voy!

Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehovah de los Ejércitos en Jerusalén, para implorar el favor de Jehovah.

Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Acontecerá en aquellos días que diez hombres de las naciones de todos los idiomas se asirán del manto de un judío y le dirán: ¡Dejadnos ir con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros!”

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