Antiguo Testamento

El pastor de Jehová es herido

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > El pastor de Jehová es herido (38:13:7 - 38:13:9)

“¡Levántate, oh espada, contra mi pastor y contra el hombre compañero mío, dice Jehovah de los Ejércitos. Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas, y volveré mi mano contra los pequeños.

Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehovah, que las dos partes serán exterminadas en ella, y se perderán; pero una tercera parte quedará viva en ella.

Y meteré a aquel tercio en el fuego; los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Ellos invocarán mi nombre, y yo les escucharé. Yo diré: ¡Pueblo mío!; y él dirá: ¡Jehovah es mi Dios!

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Jerusalén y las naciones

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > Jerusalén y las naciones (38:14:1 - 38:14:21)

“He aquí que viene el día de Jehovah, y tus despojos serán repartidos en medio de ti.

Porque yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén. La ciudad será tomada, las casas saqueadas y las mujeres violadas. La mitad de la ciudad irá en cautividad, pero el resto del pueblo no será eliminado de la ciudad.”

Entonces saldrá Jehovah y combatirá contra aquellos pueblos, como combatió en el día de la batalla.

En aquel día sus pies se asentarán sobre el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al lado oriental. El monte de los Olivos se partirá por la mitad, de este a oeste, formando un valle muy grande, pues la mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.

Y el valle de los montes será rellenado, porque el valle de los montes llegará hasta Azal. Y huiréis como huisteis a causa del terremoto que hubo en los días de Uzías, rey de Judá. Así vendrá Jehovah mi Dios, y todos sus santos con él.

Acontecerá que en aquel día no habrá luz, ni frío, ni helada.

Será un día único, conocido por Jehovah. No será ni día ni noche; más bien, sucederá que al tiempo del anochecer habrá luz.

Acontecerá también en aquel día que de Jerusalén saldrán aguas vivas. La mitad de ellas irá hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, tanto en verano como en invierno.

Entonces Jehovah será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehovah será único, y Unico será su nombre.

Toda la tierra se volverá como llanura desde Geba hasta Rimón, al sur de Jerusalén. Esta será elevada y habitada en su mismo lugar, desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta Primera y hasta la puerta de las Esquinas; y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey.

Habitarán en ella, y no volverá a ocurrir una completa destrucción; sino que Jerusalén será habitada en seguridad.

Esta será la plaga con que Jehovah golpeará a todos los pueblos que acamparán con sus ejércitos contra Jerusalén: Hará que se pudra su carne, aun estando ellos sobre sus pies. También sus ojos se pudrirán en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en sus bocas.

Acontecerá en aquel día que se apoderará de ellos un gran pánico de parte de Jehovah. Cada cual se asirá de la mano de su compañero, y la mano de cada cual se levantará contra la de su prójimo.

También Judá combatirá en Jerusalén. Y serán reunidas las riquezas de todos los pueblos de alrededor: oro, plata y ropa, en gran abundancia.

Semejante será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos y de todos los animales que se encuentren en aquellos campamentos.

Todos los que queden de los pueblos que hayan subido contra Jerusalén subirán de año en año para adorar al Rey, Jehovah de los Ejércitos, y para celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

Acontecerá que sobre aquellas familias de la tierra que no suban a Jerusalén para adorar al Rey Jehovah de los Ejércitos, no vendrá la lluvia.

Y si la familia de Egipto no sube ni acude, vendrá sobre ellos la plaga con que Jehovah golpeará a los pueblos que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

Tal será el castigo de Egipto y el castigo de todos los pueblos que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos.

En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: “Consagrado a Jehovah.” Las ollas de la casa de Jehovah serán como los tazones del altar.

Toda olla en Jerusalén y en Judá estará consagrada a Jehovah de los Ejércitos. Todos los que sacrifiquen vendrán, las tomarán y cocinarán en ellas. Y en aquel día no habrá más mercaderes en la casa de Jehovah de los Ejércitos.

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Llamamiento a volver a Jehová

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > Llamamiento a volver a Jehová (38:1:1 - 38:1:6)

En el mes octavo del segundo año de Darío, vino la palabra de Jehovah al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Ido, diciendo:

“Jehovah se enojó en gran manera contra vuestros padres.

Pero diles que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Volveos a mí, ha dicho Jehovah de los Ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehovah de los Ejércitos.

No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas proclamaron diciendo que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Volveos de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras; pero no me escucharon ni me atendieron, dice Jehovah.

Vuestros padres, ¿dónde están? Y los profetas, ¿han de vivir para siempre?

Pero mis palabras y mis leyes que encomendé a mis siervos los profetas, ¿acaso no alcanzaron a vuestros padres? Por eso ellos se volvieron y dijeron: Como Jehovah de los Ejércitos se propuso hacernos, conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así hizo con nosotros.”

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La visión de los caballos

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > La visión de los caballos (38:1:7 - 38:1:17)

En el día 24 del mes undécimo, el mes de Sebat, del segundo año de Darío, vino la palabra de Jehovah al profeta Zacarías hijo de Berequías, hijo de Ido, de esta manera:

Tuve una visión de noche, y he aquí un hombre montado sobre un caballo rojo que estaba entre los mirtos que había en una cañada. Detrás de él había caballos rojos, bayos y blancos.

Entonces pregunté: —¿Qué son éstos, señor mío? Me dijo el ángel que hablaba conmigo: —Yo te mostraré qué son éstos.

Y el hombre que estaba entre los mirtos respondió diciendo: —Estos son los que Jehovah ha enviado para recorrer la tierra.

Ellos se dirigieron al ángel de Jehovah que estaba entre los mirtos, y dijeron: —Hemos recorrido la tierra, y he aquí que toda la tierra está reposada y tranquila.

Entonces el ángel de Jehovah se expresó diciendo: “Oh Jehovah de los Ejércitos, ¿hasta cuándo no tendrás compasión de Jerusalén y de las ciudades de Judá contra las cuales has estado airado durante setenta años?”

Y Jehovah respondió palabras buenas y palabras de consuelo al ángel que hablaba conmigo.

Entonces me dijo el ángel que me hablaba: —Proclama diciendo que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: “Tuve celo por Jerusalén y gran celo por Sion,

y con gran enojo estoy airado contra las naciones que están reposadas. Pues yo estaba un poco airado, pero ellas agravaron el desastre.

Por tanto, así ha dicho Jehovah, yo me he vuelto hacia Jerusalén con compasión. En ella será edificada mi casa, dice Jehovah de los Ejércitos, y el cordel será tendido sobre Jerusalén.”

Proclama además diciendo que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: “De nuevo se desbordarán mis ciudades por la abundancia del bien; de nuevo consolará Jehovah a Sion y escogerá a Jerusalén.”

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Visión de los cuernos y los carpinteros

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Zacarías > Visión de los cuernos y los carpinteros (38:1:18 - 38:1:21)

Después alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro cuernos.

Pregunté al ángel que hablaba conmigo: —¿Qué son éstos? Y me respondió: —Estos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.

En seguida me mostró cuatro herreros.

Y yo pregunté: —¿Qué vienen a hacer éstos? Y me respondió: —Aquéllos eran los cuernos que dispersaron a Judá, de tal manera que ninguno pudo levantar su cabeza. Pero éstos han venido para hacerlos temblar, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron el cuerno contra la tierra de Judá, para dispersarla.

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