Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Ezequiel > Las dos hermanas (26:23:1 - 26:23:49)
Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:
“Oh hijo de hombre: Había dos mujeres, que eran hijas de una sola madre.
Se prostituyeron en Egipto; en su juventud se prostituyeron. Allá fueron apretados sus pechos; allí fueron estrujados sus senos virginales.
La mayor se llamaba Ohola, y su hermana se llamaba Oholiba. Fueron mías y dieron a luz hijos e hijas. En cuanto a sus nombres, Ohola es Samaria, y Oholiba es Jerusalén.
“Ohola se prostituyó cuando me pertenecía. Ardió en deseo por sus amantes, los asirios, hombres de guerra
vestidos de color azul, gobernadores y oficiales; todos ellos jóvenes atractivos, todos ellos jinetes que montaban a caballo.
Con ellos se entregó a la prostitución; todos ellos eran lo más selecto de los hijos de Asiria. Y se contaminó con todos los ídolos de aquellos por quienes ardió en deseo.
Pero no abandonó su prostitución de Egipto, pues se acostaron con ella en su juventud, estrujaron sus senos virginales y vertieron sobre ella su lujuria.
Por tanto, la entregué en mano de sus amantes, en mano de los hijos de Asiria por quienes ardía en deseo.
Ellos descubrieron su desnudez, tomaron a los hijos y a las hijas de ella, y a ella la mataron a espada. Y vino a ser un refrán entre las mujeres, pues en ella ejecutaron actos justicieros.
“Su hermana Oholiba vio esto, pero corrompió su deseo más que la otra; su lujuria sobrepasó a la de su hermana.
Ardió en deseo por los asirios; gobernadores y oficiales, hombres de guerra espléndidamente vestidos, jinetes montados a caballo, todos ellos jóvenes atractivos.
Y vi que se había contaminado y que ambas habían seguido por el mismo camino.
Pero ésta aumentó su prostitución, pues vio hombres grabados en la pared, figuras de caldeos grabadas con ocre rojo,
ceñidas las cinturas con cinturón, con amplios turbantes sobre sus cabezas, teniendo todos la apariencia de comandantes, a la manera de los hijos de Babilonia, de Caldea, la tierra de su origen.
Por ellos ardió en deseo con sólo verlos, y les envió mensajeros a Caldea.
Los hombres de Babilonia se unieron a ella en cama de amores, y la contaminaron con su lujuria. Se contaminó con ellos, y su alma se hastió de ellos.
Así practicó abiertamente su prostitución y descubrió su desnudez, por lo cual mi alma se hastió de ella, como mi alma se había hastiado de su hermana.
Pero ella multiplicó su prostitución, trayendo a la memoria los días de su juventud, en los cuales se había prostituido en la tierra de Egipto.
Ardió en deseo por sus amantes, cuyas carnes eran como las de los burros, y cuya eyaculación era como la de los caballos.
Así echabas de menos la inmundicia de tu juventud, cuando en Egipto estrujaban tus senos y apretaban tus pechos juveniles.”
Por tanto, Oholiba, así ha dicho Jehovah: “He aquí que yo incito contra ti a tus amantes, de los cuales tu alma ya se ha hastiado. Los traeré contra ti de todas partes.
Los hijos de Babilonia y todos los caldeos; los de Pecod, de Soa y de Coa, y con ellos todos los hijos de Asiria. Todos ellos jóvenes atractivos, gobernadores y oficiales, comandantes y hombres notables; todos ellos montados a caballo.
Vendrán contra ti desde el norte con carros y ruedas, y una multitud de pueblos. Contra ti, y alrededor de ti, pondrán escudos, defensas y cascos. Yo les encargaré el juicio, y te juzgarán de acuerdo con sus decretos.
Pondré mi celo contra ti, y te tratarán con furor. Te arrancarán la nariz y las orejas, y tu descendencia caerá a espada. Tomarán a tus hijos y a tus hijas, y tu descendencia será devorada por el fuego.
Te desnudarán de tus ropas y se llevarán tus hermosas joyas.
Así pondré fin a tu inmundicia y a tu prostitución traídas de la tierra de Egipto. Nunca más alzarás la vista hacia los egipcios, ni nunca más te acordarás de ellos.
Pues así ha dicho el Señor Jehovah: He aquí, yo te entrego en mano de aquellos que odias, en mano de aquellos de quienes se ha hastiado tu alma.
Te tratarán con odio y tomarán todo el fruto de tu labor. Te dejarán desnuda y descubierta. Será puesta al descubierto la vergüenza de tu prostitución, tu infamia y tu lujuria.
Estas cosas te serán hechas por haberte prostituido tras las naciones, porque te contaminaste con sus ídolos.
Anduviste en el camino de tu hermana. ¡Yo, pues, pondré su copa en tu mano!”
Así ha dicho el Señor Jehovah: “Beberás la copa de tu hermana, la cual es honda y ancha. Servirá de mofa y de burla, pues es de abundante contenido.
Te llenarás de embriaguez y de dolor; copa de horror y de desolación es la copa de tu hermana Samaria.
La beberás hasta secarla; desmenuzarás sus fragmentos y desgarrarás tus pechos, porque yo he hablado,” dice el Señor Jehovah.
Por tanto, así ha dicho el Señor Jehovah: “Porque te olvidaste de mí y me echaste a tus espaldas, por eso tú también carga con tu infamia y con tu prostitución.”
Luego me habló Jehovah diciendo: “Oh hijo de hombre, ¿juzgarás tú a Ohola y a Oholiba? Entonces declárales sus abominaciones.
Porque han cometido adulterio, y hay sangre en sus manos. Han cometido adulterio con sus ídolos; y aun a los hijos que me habían dado a luz, los hicieron pasar por fuego para servirles de alimento.
Además, me hicieron esto: Aquel mismo día contaminaron mi santuario y profanaron mis sábados,
pues habiendo sacrificado sus hijos a sus ídolos, en el mismo día entraron en mi santuario para profanarlo. He aquí, así hicieron dentro de mi casa.
Además de esto enviaron a traer unos hombres de lejos, a los cuales se les había enviado mensajero. Y he aquí que vinieron. Para ellos te lavaste, te pintaste los ojos y te ataviaste con adornos.
Te sentaste sobre un suntuoso diván delante del cual había una mesa servida, y sobre ella pusiste mi incienso y mi aceite.
Allí hubo un bullicio de una multitud despreocupada; sabeos fueron traídos del desierto, junto con hombres de la gente común. Y pusieron brazaletes sobre las manos de ellas y coronas hermosas sobre sus cabezas.
“Y acerca de la que está desgastada por sus adulterios, dije: ¿Ahora cometerán adulterio con ella, estando ella así?
Pues vinieron a ella como vienen a una mujer prostituta; así vinieron a Ohola y Oholiba, mujeres infames.
Pero los hombres justos las condenarán con la sentencia contra las adúlteras, y con la sentencia contra las que derraman sangre. Porque son adúlteras, y hay sangre en sus manos.
“Por tanto, así ha dicho el Señor Jehovah: Hágase que suba contra ellas la asamblea, y sean entregadas al terror y al pillaje.
La asamblea las apedreará y con sus espadas las eliminará. Matarán a sus hijos y a sus hijas, e incendiarán sus casas con fuego.
Así haré cesar en la tierra la infamia. Todas las mujeres quedarán advertidas y no cometerán infamia como vosotras.
Yo haré que vuestra infamia recaiga sobre vosotras mismas, y cargaréis con los pecados de vuestra idolatría. Y sabréis que yo soy el Señor Jehovah.”