Antiguo Testamento

Profecía sobre Babilonia

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Profecía sobre Babilonia (24:50:1 - 24:50:46)

La palabra que Jehovah habló por medio del profeta Jeremías acerca de Babilonia y acerca de la tierra de los caldeos:

“Anunciad en las naciones y proclamad. Levantad bandera; anunciadlo y no lo encubráis. Decid: Tomada es Babilonia, Bel es avergonzado, Marduc es hecho pedazos. Sus imágenes son avergonzadas, y sus ídolos hechos pedazos.

Porque desde el norte subirá contra ella una nación, la cual convertirá su tierra en objeto de horror. No habrá nadie que la habite. Tanto los hombres como los animales huirán; se irán.

“En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehovah, vendrán los hijos de Israel, junto con los hijos de Judá. Irán andando y llorando, y buscarán a Jehovah su Dios.

Preguntarán por el camino de Sion, hacia donde volverán sus caras, y vendrán y se unirán a Jehovah en pacto eterno que jamás será echado al olvido.

Ovejas perdidas fueron mi pueblo; sus pastores las hicieron errar. Las descarriaron por las colinas; anduvieron de monte en colina, y se olvidaron de sus prados de reposo.

Todos los que los hallaban los devoraban. Y sus enemigos decían: No somos culpables, por cuanto son ellos los que han pecado contra Jehovah, su morada de justicia; contra Jehovah, la esperanza de sus padres.

“Huid de en medio de Babilonia y salid de la tierra de los caldeos. Sed como los carneros que van delante del rebaño.

Porque he aquí que yo levanto y hago subir contra Babilonia una asamblea de grandes naciones de la tierra del norte. Dispondrán batalla contra ella, y desde allí será tomada. Sus flechas, como las de un diestro guerrero, no volverán vacías.

“Caldea será para despojo. Todos los que la despojen quedarán saciados, dice Jehovah.

Aunque os alegráis y gozáis, oh saqueadores de mi heredad; aunque brincáis como ternera en el pastizal y relincháis como corceles,

vuestra madre se avergonzará sobremanera. Se volverá pálida la que os dio a luz. He aquí, será la última de las naciones: desierto, sequedal y tierra árida.

Por causa de la ira de Jehovah no será habitada, y quedará totalmente desolada. Toda persona que pase por Babilonia se asombrará y silbará por causa de todas sus plagas.

“Disponed batalla contra Babilonia, alrededor de ella, todos los que entesáis el arco. Tirad contra ella, no escatiméis flechas; porque ha pecado contra Jehovah.

Gritad contra ella en derredor: ¡Se ha rendido! Han caído sus torres; sus muros han sido derribados, porque ésta es la venganza de Jehovah. Tomad venganza contra ella; hacedle como ella hizo.

Eliminad de Babilonia al sembrador y al que toma la hoz en el tiempo de la siega. Ante la espada opresora, cada cual mirará hacia su propio pueblo, y cada cual huirá a su propio país.

Oveja descarriada es Israel; los leones la ahuyentaron. Primero la devoró el rey de Asiria; y finalmente la deshuesó Nabucodonosor, rey de Babilonia.

Por tanto, así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo castigo al rey de Babilonia y a su tierra, como castigué al rey de Asiria.

A Israel traeré de nuevo a su pastizal, y pacerá en el Carmelo y en Basán. En los montes de Efraín y en Galaad se saciará su alma.

En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehovah, será buscada la maldad de Israel, y no aparecerá; los pecados de Judá, y no serán hallados más. Porque perdonaré al remanente que yo haya dejado.

“Sube contra la tierra de Merataim, y contra los habitantes de Pecod. Desvasta y destruye tras ellos, dice Jehovah; haz conforme a todo lo que yo te he mandado.

Estruendo de guerra hay en la tierra, y gran quebrantamiento.

¡Cómo fue cortado y quebrado el martillo de toda la tierra! ¡Cómo ha sido convertida Babilonia en objeto de horror en medio de las naciones!

Te puse trampas, oh Babilonia. Fuiste tomada, ¡y tú no lo supiste! Fuiste hallada y también fuiste apresada, porque contendiste contra Jehovah.

Jehovah ha abierto su arsenal y ha sacado las armas de su furor, porque ésta es obra de Jehovah Dios de los Ejércitos en la tierra de los caldeos.

“Venid contra ella desde los confines. Abrid sus graneros; convertidla en montones y destruidla por completo. ¡Que no le queden sobrevivientes!

Destruid todos sus toros. ¡Que desciendan al matadero! ¡Ay de ellos! Porque ha venido su día, el tiempo de su castigo.

¡Voz de los que huyen y escapan de la tierra de Babilonia, para anunciar en Sion la venganza de Jehovah nuestro Dios, la venganza por su templo!

Convocad contra Babilonia a los arqueros, a todos los que entesan el arco. Asentad campamentos contra ella en derredor. No haya en ella quien escape; retribuidle según su obra. Haced con ella conforme a todo lo que hizo; porque contra Jehovah se insolentó, contra el Santo de Israel.

Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos sus hombres de guerra serán silenciados en aquel día, dice Jehovah.

“He aquí, yo estoy contra ti, oh soberbio, dice el Señor Jehovah de los Ejércitos; porque ha llegado tu día, el tiempo en que te he de castigar.

El soberbio tropezará y caerá, y no tendrá quien lo levante. Encenderé fuego en sus ciudades, el cual devorará todos sus alrededores.”

Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: “Oprimidos están los hijos de Israel y los hijos de Judá. Todos los que les tomaron cautivos los retuvieron; no los quisieron soltar.

Pero su Redentor es fuerte; Jehovah de los Ejércitos es su nombre. Ciertamente abogará por la causa de ellos para hacer reposar la tierra y turbar a los habitantes de Babilonia.

“La espada viene contra los caldeos, dice Jehovah; contra los habitantes de Babilonia, contra sus magistrados y contra sus sabios.

La espada viene contra los adivinos, y serán entontecidos; la espada viene contra sus valientes, y serán destrozados.

La espada viene contra sus caballos y sobre sus carros; viene contra toda clase de gente que hay en medio de ella, y serán como mujeres. La espada viene contra sus tesoros, y serán saqueados.

Sequedad viene sobre sus aguas, y se secarán. Porque es tierra de imágenes, y por sus ídolos horribles se enloquecen.

“Por tanto, allí morarán las fieras del desierto con las hienas; también habitarán en ella las avestruces. Nunca más será habitada, ni será poblada de generación en generación.

Como cuando Dios trastornó a Sodoma, a Gomorra y a las ciudades vecinas, dice Jehovah, no morará allí nadie, ni la habitará hijo de hombre.

“He aquí que viene un pueblo del norte; una gran nación y muchos reyes se despertarán en los confines de la tierra.

Empuñan el arco y la lanza. Son crueles; no tienen misericordia. Su estruendo resuena como el mar. Montan sobre caballos y como un solo hombre se disponen para la batalla contra ti, oh hija de Babilonia.

“El rey de Babilonia oyó de su fama, y sus manos se debilitaron. La angustia se apoderó de él, dolor como de mujer que da a luz.

He aquí que subirá como un león desde la espesura del Jordán, contra el pastizal perenne. Pero de pronto le haré correr de allí, y la encargaré a quien sea escogido. Porque, ¿quién es como yo? ¿Quién me convocará? ¿Quién será aquel pastor que pueda prevalecer delante de mí?

Por tanto, oíd la decisión que Jehovah ha tomado contra Babilonia, los planes que ha hecho contra la tierra de los caldeos: Ciertamente hasta los más pequeños del rebaño serán arrastrados; ciertamente su pastizal será devastado junto con ellos.

Ante el grito de que Babilonia ha sido tomada, la tierra se estremecerá, y su griterío se oirá entre las naciones.”

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Juicios de Jehová contra Babilonia

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Juicios de Jehová contra Babilonia (24:51:1 - 24:51:64)

Así ha dicho Jehovah: “He aquí que yo levanto un viento destructor contra Babilonia y contra los habitantes de Caldea.

Enviaré a Babilonia aventadores que la avienten, y devastarán su tierra; porque en el día del mal estarán contra ella por todos lados.

No entese su arco el arquero, ni toque su cota de malla. No perdonaréis la vida a sus jóvenes. ¡Destruid por completo todo su ejército!

“Caerán los muertos en la tierra de los caldeos, y los heridos en sus calles.

Porque Israel y Judá no han enviudado de su Dios, de Jehovah de los Ejércitos. Ciertamente su tierra está llena de culpa contra el Santo de Israel.

“¡Huid de en medio de Babilonia! Librad, cada uno su vida, para que no seáis silenciados a causa de la maldad de ella. Porque es el tiempo de la venganza de Jehovah; él le dará su retribución.

Una copa de oro fue Babilonia en las manos de Jehovah; una copa que embriagó a toda la tierra. De su vino bebieron los pueblos, por lo cual se enloquecieron las naciones.

De repente ha caído Babilonia y ha sido quebrantada. Lamentad sobre ella; tomad bálsamo para su dolor. Quizás sanará.

“Quisimos curar a Babilonia, pero no ha sanado. Abandonadla y vayamos, cada uno a su país; porque el juicio contra ella ha llegado hasta el cielo y se ha levantado hasta las nubes.

Jehovah ha sacado a relucir nuestras justas demandas. ¡Venid y contemos en Sion de la obra de Jehovah nuestro Dios!

“Afilad las flechas; embrazad los escudos. Jehovah ha despertado el espíritu de los reyes de Media; porque su propósito es contra Babilonia, para destruirla. Porque es la venganza de Jehovah, la venganza por su templo.

“Levantad bandera contra los muros de Babilonia; reforzad la guardia, poned centinelas, disponed las emboscadas. Porque Jehovah ha hecho un plan y realizará lo que ha dicho acerca de los habitantes de Babilonia.

Oh, tú que habitas junto a muchas aguas, rica en tesoros, ha venido tu fin, el colmo de tu codicia.

Jehovah de los Ejércitos ha jurado por sí mismo, diciendo: Yo te llenaré de hombres como de langostas, y contra ti levantarán grito de victoria.

“El hizo la tierra con su poder; estableció el mundo con su sabiduría y extendió los cielos con su inteligencia.

Cuando emite su voz, se produce un tumulto de aguas en los cielos. Hace subir la neblina desde los extremos de la tierra. Hace los relámpagos para la lluvia y saca el viento de sus depósitos.

“Todo hombre se embrutece por falta de conocimiento. Todo platero es avergonzado a causa de su ídolo. Porque sus ídolos de fundición son un engaño, y no hay espíritu en ellos.

Son vanidad, obra ridícula; en el tiempo de su castigo perecerán.

No es como ellos la Porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad. ¡Jehovah de los Ejércitos es su nombre!

“Una maza y un arma de guerra eres tú para mí. Por medio de ti destrozo naciones; por medio de ti destruyo reinos;

por medio de ti destrozo el caballo y a su jinete; por medio de ti destrozo el carro y a su conductor.

Por medio de ti destrozo al hombre y a la mujer; por medio de ti destrozo al anciano y al niño; por medio de ti destrozo al joven y a la joven.

Por medio de ti destrozo al pastor y su rebaño. Por medio de ti destrozo al labrador y su yunta; por medio de ti destrozo a los gobernadores y a los dirigentes.

“Ante vuestros ojos retribuiré a Babilonia y a todos los habitantes de Caldea, por todo el mal que ellos hicieron a Sion, dice Jehovah.

“He aquí, yo estoy contra ti, oh monte destructor, dice Jehovah, que destruyes toda la tierra. Extenderé mi mano contra ti y te haré rodar de las peñas. Te convertiré en monte quemado.

Nadie tomará de ti piedra para esquina ni piedra para cimiento, porque serás perpetua desolación, dice Jehovah.

“Alzad la bandera en la tierra y tocad corneta en las naciones. Reunid contra ella a las naciones; convocad contra ella a los reinos de Ararat, de Mini y de Asquenaz. Comisionad contra ella al capitán; haced subir caballos como langostas erizadas.

Reunid contra ella a las naciones, a los reyes de Media y a sus gobernadores, a todos sus dirigentes y a la tierra de su señorío.

La tierra tiembla y se retuerce; porque se ha cumplido todo el plan de Jehovah contra Babilonia, para convertir a Babilonia en una soledad, sin ningún habitante.

“Los valientes de Babilonia han dejado de combatir y han quedado en sus fortalezas. Se ha agotado su valor; se han vuelto como mujeres. Han incendiado sus casas, y sus cerrojos han sido rotos.

Un correo sale al encuentro de otro correo, y un heraldo al encuentro de otro heraldo, para informar al rey de Babilonia que su ciudad es tomada de extremo a extremo.

Los vados han sido tomados, los carrizales han sido quemados a fuego, y los hombres de guerra están aterrados.

Porque así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: La hija de Babilonia es como una era. Ya es tiempo de trilla. Dentro de poco le vendrá el tiempo de la siega.

Nabucodonosor, rey de Babilonia, me ha devorado, me ha causado confusión. Me ha dejado como un vaso vacío; me ha tragado como un monstruo acuático. Ha llenado su estómago con mis delicadezas y a mí me ha expulsado.

¡Caiga sobre Babilonia la violencia hecha contra mí y mi carne!, dirá la moradora de Sion. ¡Caiga mi sangre sobre los habitantes de Caldea!, dirá Jerusalén.

“Por tanto, así ha dicho Jehovah: He aquí que yo juzgo tu causa y llevaré a cabo tu venganza. Secaré las aguas de ella y haré que queden secas sus fuentes.

Babilonia será convertida en montones de escombros, en morada de chacales, en objeto de horror y de rechifla, sin ningún habitante.

A una rugirán como leones; gruñirán como cachorros de león.

Cuando estén en pleno calor les serviré sus banquetes; haré que se embriaguen, de modo que se alegren. Dormirán el sueño eterno y no se despertarán, dice Jehovah.

Los haré descender como corderos al matadero, como los carneros con los machos cabríos.

“¡Cómo ha sido tomada Sesac y fue capturada la que era alabada por toda la tierra! ¡Cómo ha llegado Babilonia a ser objeto de horror entre las naciones!

Las aguas han subido sobre Babilonia, y ha sido cubierta por el tumulto de sus olas.

Sus ciudades se han convertido en desolación, en tierra seca y desierta. Es una tierra en la cual nadie habitará; ni hijo de hombre pasará por ella.

Castigaré a Bel en Babilonia, y sacaré de su boca lo que ha tragado. Las naciones no afluirán más a él. ¡El muro de Babilonia ha caído!

“¡Salid de en medio de ella, oh pueblo mío! Librad, cada uno su vida del ardor de la ira de Jehovah.

No sea que desmaye vuestro corazón y temáis a causa del rumor que se oye en la tierra. Dentro de un año vendrá un rumor, y después de otro año, otro rumor. La violencia cunde en la tierra, y gobernante contiende con gobernante.

“Por tanto, he aquí vienen días en que castigaré los ídolos de Babilonia. Toda su tierra será avergonzada, y en medio de ella caerán todos sus muertos.

Los cielos y la tierra, y todo lo que en ellos hay, gritarán de alegría por lo de Babilonia; porque del norte vendrán contra ella los destructores, dice Jehovah.

“Babilonia misma caerá por causa de los muertos de Israel; como por causa de Babilonia han caído los muertos en toda la tierra.

Los que escapasteis de la espada, ¡marchaos; no os detengáis! Acordaos de Jehovah desde lejos, y esté Jerusalén en vuestra memoria:

Estamos avergonzados porque oímos la afrenta; el oprobio ha cubierto nuestros rostros, porque vinieron extranjeros contra los santuarios de la casa de Jehovah.

Por tanto, he aquí que vienen días, dice Jehovah, en que yo castigaré sus ídolos, y en toda su tierra gemirán los heridos.

Aunque Babilonia suba hasta el cielo, y aunque fortifique en alto su baluarte, hasta ella llegarán de mi parte los destructores, dice Jehovah.

“Estruendo de griterío hay en Babilonia; gran quebrantamiento, en la tierra de los caldeos.

Porque Jehovah destruye Babilonia y quita de ella el gran bullicio. Sus olas rugen como caudalosas aguas, y resuena el estruendo de sus voces.

Porque el destructor ha venido contra ella, contra Babilonia, y sus valientes son tomados prisioneros. Su arco ha sido hecho pedazos, porque Jehovah es un Dios de retribución. Ciertamente él dará la recompensa.

“Embriagaré a sus magistrados, a sus sabios, a sus gobernadores, a sus dirigentes y a sus valientes. Dormirán el sueño eterno y no despertarán, dice el Rey, cuyo nombre es Jehovah de los Ejércitos.

Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: La ancha muralla de Babilonia será demolida por completo. Sus puertas altas arderán en el fuego. Los pueblos habrán trabajado para nada, y las naciones se habrán fatigado sólo para el fuego.”

Estas son la palabras que envió el profeta Jeremías a Seraías hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando iba con Sedequías, rey de Judá, a Babilonia, en el cuarto año de su reinado. Seraías era el jefe de campamento.

Jeremías escribió en un libro acerca de todo el mal que había de venir sobre Babilonia, todas las palabras que están escritas contra Babilonia.

Jeremías dijo a Seraías: “Cuando llegues a Babilonia, cumple en leer todas estas palabras.

Y dirás: ¡Oh Jehovah, tú has dicho de este lugar que lo habrías de destruir, hasta que no quede en él quien lo habite, desde los hombres hasta los animales, y que sería una perpetua desolación.

“Cuando acabes de leer este libro, le atarás una piedra y lo arrojarás al Eufrates,

diciendo: Así se hundirá Babilonia y no se levantará, a causa del mal que yo traigo sobre ella, de manera que serán abatidos.” Hasta aquí son las palabras de Jeremías.

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Reinado de Sedequías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Reinado de Sedequías (24:52:1 - 24:52:3)

Sedequías tenía 21 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Hamutal hija de Jeremías, de Libna.

El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, conforme a todo lo que había hecho Joacim.

Ciertamente el furor de Jehovah estaba sobre Jerusalén y Judá, hasta que los echó de su presencia. Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.

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Caída de Jerusalén

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Caída de Jerusalén (24:52:4 - 24:52:11)

Y aconteció el 10 del mes décimo del noveno año de su reinado que Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino con todo su ejército contra Jerusalén. Luego acamparon contra ella, y construyeron muros de asedio contra ella en derredor.

La ciudad estuvo sitiada hasta el año 11 del rey Sedequías.

En el noveno día del mes cuarto, prevaleció el hambre en la ciudad, y no había alimentos para el pueblo de la tierra.

Entonces se abrió una brecha en la ciudad, y huyeron todos los hombres de guerra. Salieron de noche de la ciudad, por la puerta que había entre los dos muros, junto al jardín del rey, mientras los caldeos estaban junto y alrededor de la ciudad. Se dirigieron hacia el Arabá,

pero el ejército de los caldeos persiguió al rey Sedequías y lo alcanzó en las llanuras de Jericó; y todo su ejército fue dispersado de su lado.

Entonces prendieron al rey y lo llevaron ante el rey de Babilonia, en Ribla, en la tierra de Hamat, y éste pronunció sentencia contra aquél.

El rey de Babilonia degolló a los hijos de Sedequías en su presencia, y también degolló en Ribla a todos los magistrados de Judá.

Y a Sedequías le sacó los ojos y le aprisionó con cadenas de bronce. El rey de Babilonia lo hizo llevar cautivo a Babilonia y lo puso en la cárcel hasta el día en que murió.

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Cautividad de Judá

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Cautividad de Judá (24:52:12 - 24:52:30)

El 10 del mes quinto del año 19 del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, entró en Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, que servía en la presencia del rey de Babilonia.

Incendió la casa de Jehovah, la casa del rey y todas las casas de Jerusalén; incendió todo edificio grande.

Todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia demolió todos los muros alrededor de Jerusalén.

Nabuzaradán, capitán de la guardia, hizo llevar cautivos a algunos de la gente empobrecida y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia y al resto de los artesanos.

Sin embargo, Nabuzaradán, capitán de la guardia, hizo quedar una parte de la gente más pobre de la tierra, como viñadores y labradores.

Los caldeos destrozaron las columnas de bronce que estaban en la casa de Jehovah, así como las bases de las pilas móviles y la fuente de bronce que estaba en la casa de Jehovah; y se llevaron todo el bronce a Babilonia.

También se llevaron las ollas, las palas, las despabiladeras, los cucharones y todos los utensilios de bronce con que servían.

El capitán de la guardia se llevó también las copas, los incensarios, los tazones para la aspersión, las ollas, los candelabros, las cucharas y las tazas, tanto los de oro como los de plata.

En cuanto a las dos columnas, la fuente y los doce bueyes de bronce que estaban debajo de ella, y las bases de las pilas móviles que había hecho el rey Salomón en la casa de Jehovah, no hubo manera de pesar el bronce de todos estos objetos.

En cuanto a las columnas, la altura de cada columna era de 18 codos, y su circunferencia era de 12 codos. Eran huecas, y el espesor de sus paredes era de 4 dedos.

El capitel de bronce que había sobre ella era de 5 codos de alto. Y sobre el capitel alrededor había una red de granadas, toda de bronce. La segunda columna, con sus granadas, tenía una labor semejante.

Había 96 granadas en cada hilera. Todas ellas sumaban 100, encima y alrededor de la red.

El capitán de la guardia tomó también a Seraías, el sacerdote principal; a Sofonías, el segundo sacerdote; y a tres guardias de la puerta.

Y de la ciudad tomó a un funcionario que estaba encargado de los hombres de guerra, a siete hombres de los más íntimos del rey que se hallaban en la ciudad, al escriba principal de la milicia, quien reclutaba al pueblo de la tierra, y a sesenta hombres del pueblo de la tierra que se hallaban dentro de la ciudad.

Nabuzaradán, capitán de la guardia, los tomó y los llevó al rey de Babilonia, en Ribla.

Y el rey de Babilonia los hirió y los mató en Ribla, en la tierra de Hamat. Así fue llevada cautiva Judá lejos de su tierra.

Este es el número del pueblo que Nabucodonosor llevó en cautividad: En el séptimo año hizo llevar cautivos a 3.023 judíos.

En el año 18, Nabucodonosor llevó cautivos a 832 personas de Jerusalén.

Y en el año 23 de Nabucodonosor, Nabuzaradán, capitán de la guardia, llevó cautivos 745 personas de los judíos. Todas las personas fueron 4.600.

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