Antiguo Testamento

Dios promete librar a Ebed-melec

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Dios promete librar a Ebed-melec (24:39:15 - 24:39:18)

La palabra de Jehovah vino a Jeremías cuando estaba preso en el patio de la guardia. Y dijo:

“Vé y habla a Ebedmelec el etíope, y dile que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: He aquí, yo cumplo mis palabras sobre esta ciudad para mal, y no para bien; y en aquel día sucederá en tu misma presencia.

Pero en aquel día yo te libraré, y no serás entregado en mano de aquellos de cuya presencia temes, dice Jehovah.

Ciertamente yo te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque tuviste confianza en mí,” dice Jehovah.

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Jeremías y el remanente con Gedalías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Jeremías y el remanente con Gedalías (24:40:1 - 24:40:12)

La palabra que vino a Jeremías de parte de Jehovah, después que Nabuzaradán, capitán de la guardia, le envió desde Ramá, cuando le tomó, estando aprisionado con grilletes en medio de todos los cautivos de Jerusalén y de Judá que eran llevados cautivos a Babilonia.

El capitán de la guardia tomó interés en Jeremías y le dijo: “Jehovah tu Dios pronunció este mal contra este lugar,

y Jehovah lo ha traído y ha hecho según lo había dicho. Porque pecasteis contra Jehovah y no escuchasteis su voz; por eso os ha venido esto.

Ahora, he aquí yo te libero de los grilletes que tienes en tus manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia, ven, y yo cuidaré de ti. Pero si te parece mal venir conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, toda la tierra está delante de ti; vé adonde mejor y más conveniente te parezca.”

Como aún no se volvía, le dijo: “Regresa a Gedalías hijo de Ajicam, hijo de Safán, a quien el rey de Babilonia ha puesto a cargo de las ciudades de Judá. Habita con él en medio del pueblo, o vé adonde te parezca más conveniente.” El capitán de la guardia le dio provisiones y obsequios, y lo despidió.

Entonces Jeremías se fue a Gedalías hijo de Ajicam, a Mizpa; y vivió con él en medio del pueblo que había quedado en el país.

Todos los jefes de los soldados que estaban en el campo, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había puesto a Gedalías hijo de Ajicam sobre la tierra, y que le había encomendado los hombres, las mujeres, los niños y los pobres de la tierra que no fueron llevados cautivos a Babilonia.

Luego fueron a Gedalías en Mizpa: Ismael hijo de Netanías, Johanán y Jonatán hijo de Carea, Seraías hijo de Tanjumet, los hijos de Efai, de Netofa, y Jazanías hijo de cierto hombre de Maaca. Fueron ellos y sus hombres.

Entonces Gedalías hijo de Ajicam, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus hombres, diciendo: “No tengáis temor de servir a los caldeos. Habitad en la tierra y servid al rey de Babilonia, y os irá bien.

En cuanto a mí, he aquí que yo habito en Mizpa para servir a los caldeos que vengan a nosotros. Pero vosotros, tomad vino, frutas de verano y aceite; ponedlo en vuestras vasijas y habitad en las ciudades que habéis tomado.”

Asimismo, todos los judíos que estaban en Moab, entre los hijos de Amón y en Edom, y los que estaban en todos los países, cuando oyeron decir que el rey de Babilonia había dejado a Judá un remanente y que había puesto frente a ellos a Gedalías hijo de Ajicam, hijo de Safán,

entonces todos estos judíos volvieron de todas las partes a donde habían sido expulsados. Se fueron a la tierra de Judá, a Gedalías, en Mizpa, y recolectaron vino y muchísimas frutas de verano.

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Conspiración de Ismael contra Gedalías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Conspiración de Ismael contra Gedalías (24:40:13 - 24:41:18)

Entonces Johanán hijo de Carea y todos los oficiales de los soldados que estaban en el campo fueron a Gedalías en Mizpa,

y le dijeron: —¿Sabes que Baalis, rey de los hijos de Amón, ha enviado a Ismael hijo de Netanías para matarte? Pero Gedalías hijo de Ajicam no les creyó.

Entonces Johanán hijo de Carea habló a Gedalías en secreto, en Mizpa, diciendo: —Permite que yo vaya y mate a Ismael hijo de Netanías, y nadie lo sabrá. ¿Por qué te ha de quitar la vida, de modo que todos los judíos que se han agrupado alrededor de ti sean dispersados y perezca el remanente de Judá?

Pero Gedalías hijo de Ajicam dijo a Johanán hijo de Carea: —¡No hagas tal cosa, porque es falso lo que tú dices acerca de Ismael!

Aconteció en el mes séptimo que Ismael hijo de Netanías, hijo de Elisama, de la descendencia real y de los oficiales del rey, fue con diez hombres a Gedalías hijo de Ajicam, en Mizpa. Y comieron juntos en Mizpa.

Entonces se levantó Ismael hijo de Netanías, con los diez hombres que estaban con él, e hirieron a espada a Gedalías hijo de Ajicam, hijo de Safán. Así dieron muerte a aquel a quien el rey de Babilonia había puesto a cargo de la tierra.

Asimismo, Ismael mató a todos los judíos que estaban en Mizpa con Gedalías. Ismael también mató a los hombres de guerra caldeos que se encontraban allí.

Y sucedió que un día después que se había dado muerte a Gedalías, cuando todavía nadie lo sabía,

unos hombres llegaron de Siquem, de Silo y de Samaria: ochenta hombres con sus barbas rapadas, sus ropas rasgadas y sus cuerpos arañados. Y traían consigo ofrendas vegetales e incienso para llevarlos a la casa de Jehovah.

Entonces desde Mizpa Ismael hijo de Netanías les salió al encuentro, llorando mientras iba. Y cuando les encontró, les dijo: —Venid a Gedalías hijo de Ajicam.

Y sucedió que cuando llegaron al centro de la ciudad, Ismael hijo de Netanías y los hombres que estaban con él los degollaron y los echaron en la cisterna.

Pero entre aquéllos había diez hombres que dijeron a Ismael: —No nos mates, porque tenemos escondidos en el campo tesoros de trigo, cebada, aceite y miel. Así que desistió, y no los mató como a sus compañeros.

La cisterna en que Ismael echó todos los cuerpos de los hombres que mató era la cisterna grande que había hecho el rey Asa, por causa de Baasa, rey de Israel. Ismael hijo de Netanías la llenó de muertos.

Después Ismael llevó cautivo a todo el remanente del pueblo que estaba en Mizpa, desde las hijas del rey hasta todo el pueblo que había quedado en Mizpa y que Nabuzaradán, capitán de la guardia, había encargado a Gedalías hijo de Ajicam. Ismael hijo de Netanías los llevó cautivos y se fue para pasarse a los hijos de Amón.

Entonces Johanán hijo de Carea y todos los oficiales de los soldados que estaban con él oyeron de todo el mal que había hecho Ismael hijo de Netanías.

Y tomaron a todos los hombres y fueron para combatir contra Ismael hijo de Netanías, y le encontraron junto al gran estanque que hay en Gabaón.

Aconteció que cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán hijo de Carea y a todos los oficiales de los soldados que estaban con él, se alegraron.

Entonces todo el pueblo que Ismael había traído cautivo de Mizpa volvió y se pasó a Johanán hijo de Carea.

Pero Ismael hijo de Netanías, con ocho hombres, se escapó de Johanán y se pasó a los hijos de Amón.

Entonces Johanán hijo de Carea y todos los jefes de los soldados que estaban con él tomaron de Mizpa a todo el remanente del pueblo que había recuperado de Ismael hijo de Netanías, después que éste había dado muerte a Gedalías hijo de Ajicam. Tomaron a los valientes, hombres de guerra, a las mujeres, a los niños y a los funcionarios que Johanán había hecho volver de Gabaón.

Entonces fueron y se quedaron en Gerut-quimjam, que está cerca de Belén, con el fin de ir y entrar en Egipto,

por causa de los caldeos. Pues tenían miedo de ellos, porque Ismael hijo de Netanías había matado a Gedalías hijo de Ajicam, a quien el rey de Babilonia había puesto a cargo del país.

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Mensaje a Johanán

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Mensaje a Johanán (24:42:1 - 24:42:22)

Todos los oficiales de los soldados, Johanán hijo de Carea, Jezanías hijo de Osaías y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, se acercaron

y dijeron al profeta Jeremías: —Por favor, llegue nuestro ruego a tu presencia, y ora por nosotros a Jehovah tu Dios, por todo este remanente (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como tus ojos nos ven),

para que Jehovah tu Dios nos enseñe el camino por donde debemos ir y lo que hemos de hacer.

Entonces el profeta Jeremías les dijo: —He oído. He aquí que voy a orar a Jehovah vuestro Dios, conforme a vuestra petición. Todo lo que Jehovah os responda os lo declararé; nada os ocultaré.

Ellos dijeron a Jeremías: —Jehovah sea entre nosotros testigo fiel y verdadero de que conforme a todo aquello para lo cual Jehovah tu Dios te envíe a nosotros, así haremos.

Sea bueno o malo, obedeceremos la voz de Jehovah nuestro Dios, a quien nosotros te enviamos. Para que nos vaya bien, ciertamente obedeceremos la voz de Jehovah nuestro Dios.

Aconteció que al cabo de diez días vino la palabra de Jehovah a Jeremías.

Este llamó a Johanán hijo de Carea, a todos los oficiales de los soldados que estaban con él y a todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor;

y les dijo: —Así ha dicho Jehovah Dios de Israel, a quien me enviasteis para que presentase vuestra súplica delante de él:

“Si decididamente permanecéis en esta tierra, os edificaré y no os destruiré. Os plantaré y no os arrancaré, porque he desistido del mal que os he hecho.

No temáis al rey de Babilonia, de quien tenéis miedo. No le temáis, dice Jehovah, porque yo estoy con vosotros para salvaros y para libraros de su mano.

Os mostraré misericordia, de manera que él se compadecerá de vosotros y os hará volver a vuestra tierra.

Pero si decís: No habitaremos en esta tierra, desobedeciendo así la voz de Jehovah vuestro Dios,

y si decís: No, sino que nos iremos a la tierra de Egipto, en la cual no veremos guerra ni oiremos el sonido de la corneta, ni tendremos hambre de pan, y allí habitaremos,

entonces oíd la palabra de Jehovah, oh remanente de Judá: Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: Si vosotros habéis decidido ir a Egipto y os vais allá para residir,

sucederá que allí en la tierra de Egipto os alcanzará la espada que teméis. Allá en Egipto os acosará el hambre que os preocupa, y allí moriréis.

Sucederá que todos los hombres que han decidido ir a Egipto para residir allí, morirán por la espada, por el hambre y por la peste. No habrá quien quede vivo de ellos, ni quien escape ante el mal que yo traeré sobre ellos.

Porque así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: Como se derramó mi furor y mi ira sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi ira sobre vosotros cuando entréis en Egipto. Seréis objeto de imprecación, de horror, de maldición y de oprobio; y no volveréis a ver este lugar.”

Oh remanente de Judá, Jehovah ha dicho de vosotros: “No entréis en Egipto.” Sabed ciertamente que hoy os lo he advertido.

Os habéis descarriado a costa de vuestras propias vidas, porque vosotros mismos me habéis enviado a Jehovah vuestro Dios, diciendo: “Ora por nosotros a Jehovah nuestro Dios; y todo lo que Jehovah nuestro Dios declare, háznoslo saber, y lo pondremos por obra.”

Pues os lo he declarado hoy, pero no habéis obedecido la voz de Jehovah vuestro Dios en nada de lo que me envió a deciros.

Ahora pues, sabed ciertamente que por la espada, por el hambre y por la peste moriréis en el lugar a donde deseáis entrar para residir allí.

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La emigración a Egipto

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > La emigración a Egipto (24:43:1 - 24:43:13)

Aconteció que cuando Jeremías acabó de hablar a todo el pueblo todas las palabras que Jehovah, el Dios de ellos, le había enviado a decirles,

Azarías hijo de Osaías, Johanán hijo de Carea y todos los hombres arrogantes dijeron a Jeremías: —¡Dices mentiras! No te ha enviado Jehovah nuestro Dios, para decir: “No entréis a Egipto para residir allí”;

sino que Baruc hijo de Nerías te incita contra nosotros, para entregarnos en mano de los caldeos, a fin de que nos maten o que nos lleven cautivos a Babilonia.

Así que Johanán hijo de Carea, todos los oficiales de los soldados y todo el pueblo no obedecieron la voz de Jehovah, para quedarse en la tierra de Judá.

Más bien, Johanán hijo de Carea y todos los oficiales de los soldados tomaron a todo el remanente de Judá (los que habían regresado, para residir en la tierra de Judá, de todas las naciones a donde habían sido echados),

a hombres, a mujeres, a niños, a las hijas del rey y a toda persona que Nabuzaradán, el capitán de la guardia, había dejado con Gedalías hijo de Ajicam, hijo de Safán, y también al profeta Jeremías y a Baruc hijo de Nerías.

Entraron en la tierra de Egipto, porque no obedecieron la voz de Jehovah; y llegaron hasta Tafnes.

Entonces vino la palabra de Jehovah a Jeremías, en Tafnes, diciendo:

“Toma en tus manos piedras grandes, escóndelas en la mezcla del pavimento de ladrillos a la entrada de la casa del faraón en Tafnes, a vista de los hombres judíos,

y diles que así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo enviaré y tomaré a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y él extenderá su pabellón sobre ellas.

Vendrá y golpeará la tierra de Egipto: los que a muerte, a muerte; los que a cautividad, a cautividad; los que a espada, a espada.

Prenderá fuego a las casas de los dioses de Egipto y las incendiará, y a ellos los llevará cautivos. Limpiará la tierra de Egipto, como un pastor limpia su ropa, y saldrá de allí en paz.

Además, romperá los obeliscos de Heliópolis, la cual está en la tierra de Egipto, e incendiará los templos de los dioses de Egipto.”

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