Los juicios de Jehová y la futura prosperidad de Sion
Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > IsaÃas > Los juicios de Jehová y la futura prosperidad de Sion (23:66:1 - 24:4:31)
Asà ha dicho Jehovah: “El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Dónde está esa casa que me edificaréis? ¿Dónde está ese lugar para mi reposo?
Mi mano hizo todas estas cosas; es asà como todas estas cosas llegaron a existir, dice Jehovah. Pero a éste miraré con aprobación: al que es humilde y contrito de espÃritu, y que tiembla ante mi palabra.
“El que mata un toro es como el que mata a un hombre; el que sacrifica una oveja es como el que desnuca un perro; el que presenta ofrenda vegetal es como el que presenta sangre de cerdo; el que hace una ofrenda memorial de incienso es como si bendijese a un Ãdolo. Asà como ellos escogieron sus propios caminos y sus almas se complacieron en sus abominaciones,
yo también escogeré tratarlos con penurias y traeré sobre ellos lo que temen. Por cuanto llamé, y nadie respondió; hablé, y no escucharon. Más bien, hicieron lo malo ante mis ojos y escogieron lo que no me agrada.”
Escuchad la palabra de Jehovah, vosotros los que tembláis ante su palabra: “Vuestros hermanos, que os aborrecen y os excluyen por causa de mi nombre, han dicho: Jehovah sea glorificado, y veamos vuestra alegrÃa. Pero ellos serán avergonzados.
¡Sonido de tumulto proviene de la ciudad! ¡Sonido que procede del templo! ¡Voz de Jehovah, que da su retribución a sus enemigos!
“¡Antes que estuviese de parto, dio a luz un hijo! ¡Antes que le viniesen los dolores, dio a luz un varón!
¿Quién ha oÃdo cosa semejante? ¿Quién ha visto tales cosas? ¿Podrá nacer un paÃs en un solo dÃa? ¿Nacerá una nación en un instante? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos.
Yo que abro la matriz, ¿no haré dar a luz?, ha dicho Jehovah. Yo que hago nacer, ¿la habré de cerrar?, ha dicho tu Dios.
“Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis. Regocijaos, todos los que estáis de duelo por ella,
para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones, para que chupéis y os deleitéis a seno lleno.”
Porque asà ha dicho Jehovah: “He aquà que yo extiendo sobre ella la paz como un rÃo, y la gloria de las naciones como un arroyo que se desborda. Mamaréis y seréis traÃdos sobre la cadera, y sobre las rodillas seréis acariciados.
Como aquel a quien su madre consuela, asà os consolaré yo a vosotros. En Jerusalén seréis consolados.
Vosotros lo veréis, y se alegrará vuestro corazón; vuestros huesos florecerán como la hierba. Se dará a conocer que la mano de Jehovah está con sus siervos, pero su indignación está con sus enemigos.
Porque he aquà que Jehovah vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con ardor y su reprensión con llamas de fuego.
Porque Jehovah juzgará con fuego; y con espada, a todo mortal. Muchos serán los que morirán a causa de Jehovah.
“Los que se consagran y se purifican para ir a los jardines, siguiendo a uno que está en el centro y comiendo carne de cerdo y de cosas detestables como el ratón, serán aniquilados juntos, dice Jehovah.
Pero yo conozco sus obras y sus pensamientos. Ya llegará el tiempo para reunir a todas las naciones y lenguas; ellas vendrán y verán mi gloria.
Pondré en ellos una señal, y enviaré algunos de los sobrevivientes de ellos a las naciones: a Tarsis, a Fut, a Lidia (donde disparan el arco), a Tubal, a Grecia y a las costas más distantes que no han oÃdo de mi fama ni han visto mi gloria, para que anuncien mi gloria entre las naciones.
Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, como ofrenda a Jehovah, a mi santo monte en Jerusalén, tanto en caballos como en carros, en literas, en mulos y en camellos, de la misma manera que los hijos de Israel traen su ofrenda en vasijas limpias a la casa de Jehovah, ha dicho Jehovah.
Y también de entre ellos tomaré para sacerdotes y levitas, ha dicho Jehovah.
Porque como permanecerán delante de mà los cielos nuevos y la tierra nueva que yo haré, asà permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre, dice Jehovah.
“Sucederá que de mes en mes y de sábado en sábado vendrá todo mortal para postrarse delante de mÃ, ha dicho Jehovah.
Entonces saldrán y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mÃ; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará. Y serán un horror para todo mortal.”
Por esto se enluta la tierra, y se oscurecen los cielos arriba; porque he hablado, lo he planeado y no cambiaré de parecer, ni desistiré de ello.”
Todas las ciudades huyen del estruendo de los jinetes y de los arqueros. Se meten en la espesura de los bosques y suben a los peñascos. Todas las ciudades están abandonadas; nadie habita en ellas.
Y tú, oh devastada, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana y te adornes con adornos de oro, aunque te agrandes los ojos con pintura, en vano te embelleces. Tus amantes te despreciarán; lo que ellos buscan es tu vida.
Porque oà una voz como de mujer que tiene dolores de parto, angustia como de primeriza. Es la voz de la hija de Sion que gime y extiende sus manos, diciendo: “¡Ay de mÃ, pues mi alma desfallece ante los asesinos!”