Antiguo Testamento

El día de la venganza de Jehová

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > El día de la venganza de Jehová (23:63:1 - 23:63:6)

—¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, vestido con vestiduras brillantes? ¿Quién es éste de ropa esplendorosa, que marcha en la grandeza de su poder? —Soy yo, que hablo en justicia, grande para salvar.

—¿Por qué está enrojecida tu ropa, y tus vestiduras están como las del que ha pisado en el lagar?

—He pisado el lagar yo solo. De los pueblos nadie estuvo conmigo. Los he pisado con mi furor, y los he hollado con mi ira. La sangre de ellos salpicó mis vestiduras, y manché toda mi ropa.

Porque el día de la venganza ha estado en mi corazón, y el año de mi redención ha llegado.

Yo miré, y no había quien ayudase. Me asombré de que no hubiese quien apoyase. Entonces mi propio brazo me salvó; y mi ira, ella me sostuvo.

Con mi furor pisoteé a los pueblos; los embriagué con mi ira y derramé su sangre por tierra.

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Bondad de Jehová hacia Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Bondad de Jehová hacia Israel (23:63:7 - 23:63:14)

Las misericordias de Jehovah recordaré, y las alabanzas de Jehovah, conforme a todo lo que Jehovah nos ha recompensado, y a su gran bondad para con la casa de Israel. El nos ha recompensado según su misericordia y su gran compasión.

Pues ha dicho: “Ciertamente ellos son mi pueblo, hijos que no mienten.” Y él fue su Salvador.

En toda la angustia de ellos, él fue angustiado; y el ángel de su Presencia los salvó. En su amor y en su compasión los redimió. Los alzó y los llevó todos los días de la antigüedad.

Pero ellos se rebelaron y entristecieron a su Espirítu Santo. Por eso se volvió su enemigo, y él mismo combatió contra ellos.

Pero se acordó de los días de la antigüedad, de Moisés su siervo. ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en él su Espíritu Santo,

quien envió su glorioso brazo para estar a la derecha de Moisés, y quien partió las aguas ante ellos, conquistando para sí renombre eterno?

El es el que los condujo por los abismos, como a un caballo en el desierto, sin que tropezaran.

El Espíritu de Jehovah les dio reposo, como al ganado que desciende al valle. Así condujiste a tu pueblo, conquistando para ti un nombre glorioso.

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Plegaria pidiendo misericordia y ayuda

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Plegaria pidiendo misericordia y ayuda (23:63:15 - 23:64:12)

Mira desde el cielo y contempla desde la excelsa morada de tu santidad y de tu gloria: ¿Dónde están tu celo y tu poderío? La conmoción de tu corazón y tu compasión me han sido retenidas.

Pero tú eres nuestro Padre; aunque Abraham no nos conozca e Israel no nos reconozca, tú, oh Jehovah, eres nuestro Padre. Desde la eternidad tu nombre es Redentor Nuestro.

¿Por qué, oh Jehovah, nos dejas extraviarnos de tus caminos y endureces nuestro corazón para no temerte? ¡Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad!

Por poco tiempo tu pueblo poseyó tu lugar santo, pero nuestros adversarios han pisoteado tu santuario.

Hemos venido a ser como aquellos sobre quienes tú jamás has señoreado y sobre los cuales nunca ha sido invocado tu nombre.

¡Oh, si desgarraras los cielos y descendieras! Ante tu presencia temblarían los montes,

como cuando el matorral es abrasado por el fuego o como cuando el fuego hace hervir el agua; para dar a conocer tu nombre a tus adversarios, de modo que las naciones se estremezcan ante tu presencia.

Descendiste, haciendo cosas temibles que no esperábamos; ante tu presencia temblaron los montes.

Desde la antigüedad no se ha escuchado, ni el oído ha percibido, ni el ojo ha visto a ningún Dios fuera de ti, que actúe a favor del que en él espera.

Sales al encuentro del que con alegría hace justicia, de los que te recuerdan en sus caminos. He aquí, tú te airaste cuando pecamos. En esta situación hemos permanecido desde hace mucho tiempo, ¿y seremos salvos?

Todos nosotros somos como cosa impura, y todas nuestras obras justas son como trapo de inmundicia. Todos nosotros nos hemos marchitado como hojas, y nuestras iniquidades nos han llevado como el viento.

No hay quien invoque tu nombre ni se despierte para asirse de ti. Ciertamente escondiste tu rostro de nosotros y nos has entregado al poder de nuestras iniquidades.

Pero ahora, oh Jehovah, tú eres nuestro Padre. Nosotros somos el barro, y tú eres nuestro alfarero; todos nosotros somos la obra de tus manos.

No te enojes sobremanera, oh Jehovah, ni guardes para siempre memoria de la iniquidad. Por favor, mira; todos nosotros somos tu pueblo.

Tus santas ciudades se han vuelto un desierto. Sion ha llegado a ser un desierto, Jerusalén una desolación.

La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, ha sido consumida por el fuego. Todas nuestras cosas más estimadas han sido destruidas.

Con todo lo ocurrido, ¿vas a contenerte, oh Jehovah? ¿Vas a callar y a afligirnos sin medida?

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Castigo de los rebeldes

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Castigo de los rebeldes (23:65:1 - 23:65:16)

“Yo me dejé buscar por los que no preguntaban por mí; me dejé hallar por los que no me buscaban. A una nación que no invocaba mi nombre dije: ¡Aquí estoy; aquí estoy!

Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde que anda por un camino que no es bueno, tras sus propios pensamientos.

Este es un pueblo que en mi propia cara me provoca a ira continuamente, ofreciendo sacrificios en los jardines y quemando incienso sobre ladrillos.

Moran en los sepulcros y pasan la noche en lugares secretos. Comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de cosas contaminadas.

Ellos dicen: Quédate en tu lugar. No te acerques a mí, porque soy más santo que tú. Estos son como humo en mis narices, fuego que arde todo el día.

“He aquí que está escrito delante de mí. No callaré, sino que daré la retribución; sí, les daré su retribución en su propio seno.

Por vuestras iniquidades y por las iniquidades de vuestros padres juntamente, dice Jehovah, quienes quemaron incienso sobre los montes y me afrentaron sobre las colinas, yo les repartiré en su mismo seno la retribución por sus obras del pasado.”

Así ha dicho Jehovah: “Como cuando alguien halla jugo en un racimo de uvas y dice: No lo destruyas, porque en él hay bendición, así procederé yo por causa de mis siervos para no destruirlo del todo.

Sacaré de Jacob descendencia; y de Judá, al heredero de mis montes. Entonces mis escogidos poseerán la tierra como heredad, y mis siervos habitarán allí.

Sarón será transformada en pastizal para ovejas, y el valle de Acor en lugar de reposo para vacas, para mi pueblo que me ha buscado.

“Pero vosotros, los que abandonáis a Jehovah, los que os olvidáis de mi monte santo, los que preparáis mesa para la Fortuna y vertís vino mezclado para el Destino,

yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis para el degüello. Porque llamé, y no respondisteis; hablé, y no escuchasteis, sino que hicisteis lo malo ante mis ojos y escogisteis lo que a mí no me agrada.”

Por tanto, así ha dicho el Señor Jehovah: “He aquí que mis siervos comerán, pero vosotros tendréis hambre; mis siervos beberán, pero vosotros tendréis sed; mis siervos se alegrarán, pero vosotros seréis avergonzados.

He aquí que mis siervos cantarán por el júbilo del corazón, pero vosotros gritaréis por el dolor del corazón, y gemiréis por el quebrantamiento del espíritu.

Dejaréis vuestro nombre como maldición a mis elegidos. El Señor Jehovah te hará morir, pero a sus siervos llamará con otro nombre.

“Cualquiera que sea bendecido en la tierra será bendecido por el Dios de la verdad, y el que jure en la tierra jurará por el Dios de la verdad. Pues las angustias del pasado habrán sido olvidadas y estarán ya encubiertas a mis ojos.

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Cielos nuevos y tierra nueva

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Cielos nuevos y tierra nueva (23:65:17 - 23:65:25)

Porque he aquí que yo creo cielos nuevos y tierra nueva. No habrá más memoria de las cosas primeras, ni vendrán más al pensamiento.

Más bien, gozaos y alegraos para siempre en las cosas que yo he creado. Porque he aquí que yo he creado a Jerusalén para alegría, y a su pueblo para gozo.

Yo me gozaré por Jerusalén y me regocijaré por mi pueblo. Nunca más se oirá en ella la voz del llanto ni la voz del clamor.

No habrá allí más bebés que vivan pocos días, ni viejos que no completen sus días. Porque el más joven morirá a los cien años, y el que no llegue a los cien años será considerado maldito.

Edificarán casas y las habitarán; plantarán viñas y comerán de su fruto.

No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque como la edad de los árboles será la edad de mi pueblo. Mis escogidos disfrutarán plenamente de las obras de sus manos.

No se esforzarán en vano, ni darán a luz hijos para el terror; porque serán linaje bendito de Jehovah, y de igual manera sus descendientes.

Y sucederá que antes que llamen, yo responderé; y mientras estén hablando, yo les escucharé.

“El lobo y el cordero pacerán juntos. El león comerá paja como el buey, y la serpiente se alimentará de polvo. No harán daño ni destruirán en todo mi santo monte,” ha dicho Jehovah.

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