Antiguo Testamento

Promesa de la gracia de Dios a Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Promesa de la gracia de Dios a Israel (23:30:18 - 23:30:26)

Por tanto, Jehovah espera para tener piedad de vosotros; por eso, se levanta para tener misericordia de vosotros. Porque Jehovah es un Dios de justicia, ¡bienaventurados son todos los que esperan en él!

Ciertamente, oh pueblo de Sion que habitas en Jerusalén, nunca más volverás a llorar. De veras se apiadará de ti al oír la voz de tu clamor; al oírla, te responderá.

Aunque el Señor os dé pan de congoja y agua de angustia, tu Maestro nunca más se ocultará, sino que tus ojos verán a tu Maestro.

Entonces tus oídos oirán a tus espaldas estas palabras: “¡Este es el camino; andad por él, ya sea que vayáis a la derecha o a la izquierda!”

Y considerarás inmundas tus imágenes talladas cubiertas de plata y tus imágenes de fundición revestidas de oro. Las tirarás como a trapo sucio; le dirás: “¡Fuera!”

Entonces, cuando siembres la tierra, él dará lluvia a tu sembrado. El alimento que produzca la tierra será sustancioso y abundante. En aquel día tus ganados serán apacentados en amplias praderas.

También los bueyes y los asnos que labran la tierra comerán forraje salado, que ha sido aventado con pala y horqueta.

Y sucederá en el día de la gran matanza, cuando caigan las torres, que habrá arroyos, corrientes de agua, sobre todo monte alto y sobre toda colina elevada.

La luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces mayor, como la luz de siete días, en el día en que Jehovah ponga vendas a la fractura de su pueblo y cure las contusiones que él le ha causado.

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El juicio de Jehová sobre Asiria

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > El juicio de Jehová sobre Asiria (23:30:27 - 23:30:33)

He aquí que el nombre de Jehovah viene de lejos. Arde su furor y levanta densa humareda. Sus labios están llenos de ira, y su lengua es como fuego consumidor.

Su aliento, cual torrente desbordado, llega hasta el cuello para zarandear a las naciones en la zaranda hasta acabar con ellos, y para sujetar las mandíbulas de los pueblos con freno que les haga errar.

Pero vosotros tendréis una canción, como la noche en que se celebra una fiesta sagrada. Tendréis alegría de corazón, como el que, al son de la flauta, viene al monte de Jehovah, a la Roca de Israel.

Entonces Jehovah hará oír la majestad de su voz, y dejará ver el descenso de su brazo con furor de ira y con llama de fuego consumidor, con lluvia violenta, torrente y piedras de granizo.

Porque Asiria será hecha pedazos a causa de la voz de Jehovah; con un palo la golpeará.

Y sucederá que cada pasada de la vara de corrección que Jehovah descargará sobre ella será al son de panderos y de liras. Blandiendo el brazo combatirá contra ella.

Porque desde hace tiempo está listo el Tófet; para el rey ha sido preparado. Su pira se ha hecho profunda y ancha, con su hoguera y abundante leña. El soplo de Jehovah la encenderá como torrente de azufre.

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Los egipcios son hombres y no dioses

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Los egipcios son hombres y no dioses (23:31:1 - 23:31:9)

¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda! Buscan apoyo en los caballos; confían en los carros de guerra, por ser numerosos; y en los jinetes, por ser muy poderosos. Pero no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehovah.

No obstante, él también es sabio y traerá el desastre; no retirará sus palabras. Se levantará contra la casa de los malhechores y contra la ayuda de los que obran iniquidad.

Los egipcios son hombres, no dioses. Sus caballos son carne, no espíritu. De manera que cuando Jehovah extienda su mano, tropezará el que da la ayuda, y caerá el que la recibe. Todos ellos serán exterminados juntos.

Porque así me ha dicho Jehovah: “Como el león o el cachorro de león ruge sobre la presa, y cuando se reúne contra él un grupo completo de pastores, no temerá de sus voces ni se agachará ante el tumulto de ellos. Así descenderá Jehovah de los Ejércitos para luchar sobre el monte Sion y sobre su colina.

Como los pájaros que revolotean, así defenderá Jehovah de los Ejércitos a Jerusalén. La defenderá y la auxiliará, la preservará y la rescatará.”

¡Volved, oh hijos de Israel, a aquel contra quien os habéis rebelado de manera tan radical!

Porque en aquel día el hombre repudiará sus ídolos de plata y sus ídolos de oro que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras.

Entonces Asiria caerá a espada, pero no de hombre. Lo consumirá la espada, pero no de ser humano. El huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán sometidos a trabajo forzado.

Su fortaleza se desvanecerá a causa del terror; y sus dirigentes tendrán pavor a causa de la bandera, dice Jehovah, quien tiene su fuego en Sion y su horno en Jerusalén.

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El Rey justo

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > El Rey justo (23:32:1 - 23:32:8)

He aquí que un rey reinará según la justicia, y los magistrados gobernarán según el derecho.

Aquel hombre será como un escondedero contra el viento y como un refugio contra la tempestad. Será como corrientes de aguas en tierra de sequedad, como la sombra de un gran peñasco en una tierra sedienta.

Entonces no se cerrarán los ojos de los que ven, y los oídos de los que oyen estarán atentos.

El corazón de los imprudentes entenderá para comprender, y la lengua de los tartamudos hablará con fluidez y claridad.

El vil nunca más será llamado generoso; ni noble, el canalla.

Porque el vil habla vilezas; su corazón trama la iniquidad para practicar la impiedad y hablar perversidades contra Jehovah, a fin de dejar vacía al alma hambrienta y privar de bebida al sediento.

Pues el canalla tiene recursos de perversidad. El hace planes para enredar a los afligidos con palabras engañosas, aun cuando el pobre hable con derecho.

Pero el generoso concebirá acciones generosas, y por las acciones generosas permanecerá.

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Advertencia a las mujeres de Jerusalén

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Advertencia a las mujeres de Jerusalén (23:32:9 - 23:32:20)

Oh mujeres indolentes, levantaos; oíd mi voz. Oh hijas confiadas, escuchad mi palabra:

Dentro de poco más de un año os estremeceréis, oh confiadas; porque la vendimia fallará, y la cosecha no vendrá.

Temblad, oh indolentes; estremeceos, oh confiadas. Despojaos, desnudaos; ceñid con cilicio vuestras caderas.

Golpeaos el pecho por los campos agradables, por la vid fecunda.

Sobre la tierra de mi pueblo brotarán espinos y cardos, sobre las casas donde hay regocijo en la ciudad alegre.

Porque el palacio ha quedado abandonado, y ha cesado el bullicio de la ciudad. La colina y la torre del centinela se han convertido en lugares arrasados para siempre, lugares de retozo para los asnos monteses y prados para los rebaños.

Cuando sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se transforme en un campo fértil, y el campo fértil sea considerado bosque,

entonces habitará el derecho en el desierto, y la justicia se establecerá en el campo fértil.

El efecto de la justicia será paz; el resultado de la justicia será tranquilidad y seguridad para siempre.

Mi pueblo habitará en una morada de paz, en habitaciones seguras y en frescos lugares de reposo.

Aunque el bosque caiga por completo, y la ciudad sea totalmente abatida,

dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las aguas, los que metéis en los campos los cascos del buey y del asno.

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