Antiguo Testamento

La ira de Jehová contra Israel

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > La ira de Jehová contra Israel (23:9:8 - 23:10:4)

El Señor envió una palabra a Jacob, y ella cayó en Israel.

Todo el pueblo lo supo; Efraín y los habitantes de Samaria que con soberbia y altivez de corazón decían:

“Cayeron los ladrillos, pero edificaremos con bloques de piedra; fueron cortadas las higueras silvestres, pero en su lugar pondremos cedros.”

Jehovah hace surgir contra él a sus adversarios, es decir, a Rezín; e incita a sus enemigos:

los sirios del oriente y los filisteos del occidente, que a boca llena devoran a Israel. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

Pero el pueblo no se ha vuelto a quien lo golpeó, ni han buscado a Jehovah de los Ejércitos.

Por eso en un mismo día Jehovah cortará de Israel la cabeza y la cola, la palmera y el junco.

El hombre anciano y respetado es la cabeza, y el profeta que enseña mentira es la cola.

Los que guían a este pueblo lo hacen errar, y los que por ellos son guiados están confundidos.

Por tanto, el Señor no se compadecerá de sus jóvenes, ni tendrá misericordia de sus huérfanos ni de sus viudas. Porque cada uno es impío y malhechor, y toda boca habla insensatez. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

La maldad arde como fuego y devora espinos y cardos. Se enciende en la espesura del bosque y se levanta en remolinos de humo.

A causa de la ira de Jehovah de los Ejércitos, la tierra es quemada, y el pueblo es pasto para el fuego. El hombre no tiene piedad de su hermano.

Cada uno devora a la derecha, pero tiene hambre; y come a la izquierda, pero no se sacia. Cada cual devora la carne de su prójimo.

Manasés devora a Efraín, y Efraín a Manasés; y ambos se levantan contra Judá. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

¡Ay de los que establecen leyes inicuas y dictan decretos opresivos,

para apartar del juicio a los pobres, para privar de sus derechos a los afligidos de mi pueblo, para hacer de las viudas su botín y para despojar a los huérfanos!

¿Qué haréis en el día del castigo y de la devastación que vendrá de lejos? ¿A quién huiréis a pedir auxilio, y dónde dejaréis vuestra gloria?

No queda más que agacharse entre los prisioneros y caer entre los muertos. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

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Asiria, instrumento de Dios

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Asiria, instrumento de Dios (23:10:5 - 23:10:34)

“¡Ay de Asiria, la vara de mi ira! Pues en su mano está puesto el garrote de mi furor.

La mandaré contra una nación impía, y la enviaré contra el pueblo que es objeto de mi indignación, a fin de que capture botín y tome despojos, a fin de que lo ponga para ser pisoteado como el lodo de las calles.

“Pero ella no lo imaginará así, ni su corazón lo pensará de esta manera. Más bien, la intención de su corazón será destruir y exterminar no pocas naciones.

Porque él dice: Mis príncipes, ¿no son todos reyes?

¿No es Calne como Carquemis? ¿No es Hamat como Arfad? ¿No es Samaria como Damasco?

Como mi mano alcanzó los reinos de los dioses, a pesar de que sus imágenes talladas eran más que las de Jerusalén y de Samaria;

como hice a Samaria y a sus dioses, ¿no haré así a Jerusalén y a sus ídolos?”

Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte Sion y en Jerusalén, castigará también el fruto del corazón soberbio del rey de Asiria y la gloria de sus ojos altivos.

Porque ha dicho: “Con el poder de mi mano y con mi sabiduría lo he hecho, porque soy inteligente. He eliminado las fronteras de los pueblos, he saqueado sus tesoros y he derribado como hombre fuerte a sus habitantes.

Mi mano halló como en un nido las riquezas de los pueblos; y como se juntan los huevos abandonados, así junté yo a toda la tierra. No hubo quien moviese un ala o abriese el pico para chirriar.”

¿Se jactará el hacha contra el que corta con ella? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la maneja? ¡Como si el bastón manejase al que lo levanta! ¡Como si la vara levantase al que no es madera!

Por tanto, el Señor Jehovah de los Ejércitos enviará enfermedad a sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como fuego abrasador.

La Luz de Israel será por fuego; y su Santo por llama que consume y devora en un día sus cardos y sus espinos.

Consumirá desde el alma hasta la carne, la gloria de su bosque y de su campo fértil; y vendrá a ser como cuando desfallece un enfermo.

Los árboles que queden en su bosque serán tan pocos que hasta un niño los podrá contar.

Acontecerá en aquel día que el remanente de Israel y los de la casa de Jacob que hayan escapado nunca más se apoyarán en el que los golpeó, sino que verdaderamente se apoyarán en Jehovah, el Santo de Israel.

¡Un remanente volverá; un remanente de Jacob volverá al Dios fuerte!

Aunque tu pueblo, oh Israel, sea como la arena del mar, sólo un remanente volverá. La destrucción está decidida, desbordando justicia.

Pues el Señor Jehovah de los Ejércitos ejecutará en medio de todo el país el exterminio que está decidido.

Por tanto, así ha dicho el Señor Jehovah de los Ejércitos: “Pueblo mío, habitante de Sion, no temas a Asiria. Con vara te golpeará y contra ti alzará su garrote, como en Egipto.

Porque de aquí a muy poco tiempo se acabará mi ira, y mi furor será para su destrucción.”

Jehovah de los Ejércitos levantará el látigo contra él, como en la matanza de Madián junto a la peña de Oreb. Alzará su vara sobre el mar, como en Egipto.

Sucederá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro y su yugo de tu cuello. El yugo será destruido a causa de tu unción.

Viene contra Ayat, pasa por Migrón, y en Micmas pasa revista a sus armas.

Pasa el vado y se aloja en Geba. Ramá tiembla; Gabaa de Saúl huye.

¡Grita a gran voz, oh hija de Galim! ¡Escucha, oh Lais! ¡Pobrecita Anatot!

Madmena divaga; los habitantes de Gebim buscan refugio.

Ahora mismo se detendrá en Nob y agitará su mano contra el monte de la hija de Sion, la colina de Jerusalén.

Pero he aquí que el Señor Jehovah de los Ejércitos desgajará el ramaje con violencia; los de gran altura serán talados, y los altos serán abatidos.

El cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá ante el Poderoso.

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Reinado justo del Mesías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Reinado justo del Mesías (23:11:1 - 23:11:16)

Un retoño brotará del tronco de Isaí, y un vástago de sus raíces dará fruto.

Sobre él reposará el Espíritu de Jehovah: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de conocimiento y de temor de Jehovah.

El se deleitará en el temor de Jehovah. No juzgará por lo que vean sus ojos, ni arbitrará por lo que oigan sus oídos;

sino que juzgará con justicia a los pobres, y con equidad arbitrará a favor de los afligidos de la tierra. Golpeará la tierra con la vara de su boca, y con el aliento de sus labios dará muerte al impío.

La justicia será el cinturón de sus lomos, y la fidelidad lo será de su cintura.

Entonces el lobo habitará con el cordero, y el leopardo se recostará con el cabrito. El ternero y el cachorro del león crecerán juntos, y un niño pequeño los conducirá.

La vaca y la osa pacerán, y sus crías se recostarán juntas. El león comerá paja como el buey.

Un niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y el recién destetado extenderá su mano sobre el escondrijo de la víbora.

No harán daño ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra estará llena del conocimiento de Jehovah, como las aguas cubren el mar.

Acontecerá en aquel día que las naciones buscarán a aquel que es la raíz de Isaí y que estará en pie como una bandera para los pueblos, y su morada será gloriosa.

Asimismo, acontecerá en aquel día que Jehovah volverá a poner su mano para recobrar el remanente que habrá quedado de su pueblo, desde Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar, Hamat y las costas del mar.

El levantará bandera para las naciones, y juntará a los desterrados de Israel. Reunirá a los dispersos de Judá desde los cuatro extremos de la tierra.

Entonces se disiparán los celos de Efraín, y los que hostilizan a Judá serán exterminados. Efraín no tendrá más celos de Judá, ni Judá hostilizará a Efraín.

Volarán sobre los hombros de los filisteos al occidente, y juntos saquearán a los hijos del oriente. Edom y Moab estarán bajo su sujeción, y los hijos de Amón les obedecerán.

Jehovah secará la lengua del mar de Egipto. Con el poder de su Espíritu agitará su mano contra el Río; lo partirá en siete brazos y hará que pasen por él con sandalias.

Entonces habrá un camino para el remanente de su pueblo que quedó en Asiria, como lo hubo para Israel en el día que subió de la tierra de Egipto.

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Cántico de acción de gracias

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Cántico de acción de gracias (23:12:1 - 23:12:6)

En aquel día dirás: “¡Te doy gracias, oh Jehovah! Aunque te enojaste contra mí, tu ira se apartó, y me has consolado.

¡He aquí, Dios es mi salvación! Confiaré y no temeré, porque Jehovah es mi fortaleza y mi canción; él es mi salvación.”

Con regocijo sacaréis agua de los manantiales de la salvación.

En aquel día diréis: “¡Dad gracias a Jehovah! ¡Invocad su nombre! Dad a conocer entre los pueblos sus hazañas; recordad que grande es su nombre.

¡Cantad salmos a Jehovah, porque ha hecho cosas magníficas! Sea esto conocido en toda la tierra.

Grita y canta, oh habitante de Sion, pues el Santo de Israel es grande en medio de ti.”

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Profecía sobre Babilonia

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Isaías > Profecía sobre Babilonia (23:13:1 - 23:13:22)

Profecía acerca de Babilonia, que Isaías hijo de Amoz recibió en visión:

“Levantad bandera sobre un monte desnudo. Alzad a ellos la voz; agitad la mano para que entren por las puertas de los nobles.

Yo he dado órdenes a mis consagrados; asimismo, he llamado a mis valientes, a los que se regocijan en mi triunfo, para que ejecuten mi ira.”

Un murmullo de multitud se oye sobre los montes, como de mucho pueblo, un rumor de reinos y de naciones congregadas. Jehovah de los Ejércitos pasa revista al ejército para la batalla.

Jehovah y los instrumentos de su ira vienen de una tierra lejana, del extremo de los cielos, para destruir toda la tierra.

Lamentad, porque cercano está el día de Jehovah; vendrá como destrucción de parte del Todopoderoso.

Por tanto, todas las manos se debilitarán, y todo corazón humano desfallecerá.

Se llenarán de terror; convulsiones y dolores se apoderarán de ellos. Tendrán dolores como de mujer que da a luz. Cada cual mirará con asombro a su compañero; sus caras son como llamaradas.

He aquí que viene el día de Jehovah, implacable, lleno de indignación y de ardiente ira, para convertir la tierra en desolación y para destruir en ella a sus pecadores.

Porque las estrellas de los cielos y sus constelaciones no irradiarán su luz. El sol se oscurecerá al salir, y la luna no dará su luz.

“Castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad. Haré que cese la arrogancia de los soberbios, y humillaré la altivez de los tiranos.

Haré al ser humano más preciado que el oro fino, y al hombre más que el oro de Ofir.

Por eso haré estremecer los cielos, y la tierra será removida de su lugar, a causa de la indignación de Jehovah de los Ejércitos en el día de su ardiente ira.

“Como gacela acosada y como rebaño que no tiene quien lo junte, cada cual mirará hacia su propio pueblo, y cada cual huirá a su propio país.

Todo el que sea hallado será atravesado, y todo el que sea tomado caerá a espada.

Sus niños serán estrellados ante sus ojos; sus casas serán saqueadas, y sus mujeres violadas.

“He aquí que yo incito contra ellos a los medos, que no estiman la plata ni desean el oro.

Sus arcos desbaratarán a los jóvenes; no tendrán misericordia del fruto del vientre, ni sus ojos tendrán lástima de los hijos.

Y Babilonia, el más hermoso de los reinos, la gloria y el orgullo de los caldeos, será como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra.

Nunca más será habitada, ni será poblada de generación en generación. El árabe no pondrá allí su tienda, ni los pastores harán recostar allí sus rebaños.

Pero allí se recostarán las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de búhos. Allí habitarán las avestruces, y allí danzarán los chivos salvajes.

En sus palacios aullarán las hienas, y los chacales en las lujosas mansiones. Su tiempo está cercano para llegar, y sus días no se prolongarán.”

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