Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Reyes > Caída de Samaria y cautiverio de Israel (12:17:1 - 12:17:23)
En el año 12 de Acaz, rey de Judá, comenzó a reinar Oseas hijo de Ela sobre Israel en Samaria, y reinó
años.
El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, aunque no como los reyes de Israel que habían reinado antes de él.
Salmanazar, rey de Asiria, subió contra él, y Oseas fue hecho su siervo y le pagaba tributo.
Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba, porque éste había enviado mensajeros a So, rey de Egipto, y porque no había pagado el tributo anual al rey de Asiria. Por ello el rey de Asiria lo detuvo y le metió preso en una cárcel.
Después el rey de Asiria invadió todo el país. Subió contra Samaria y la sitió durante tres años.
En el noveno año de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los estableció en Halaj y en el Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos.
Esto aconteció porque los hijos de Israel pecaron contra Jehovah su Dios, que los había sacado de la tierra de Egipto, del poder del faraón, rey de Egipto, y porque veneraron a otros dioses.
También anduvieron según las prácticas de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel, y en las que establecieron los reyes de Israel.
Los hijos de Israel hicieron secretamente cosas no rectas contra Jehovah su Dios; se edificaron lugares altos en todas sus ciudades, desde las torres de los centinelas hasta las ciudades fortificadas.
Se erigieron piedras rituales y árboles rituales de Asera sobre toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso.
Quemaron allí incienso en todos los lugares altos, así como las naciones que Jehovah había desterrado de delante de ellos. Hicieron cosas malas provocando a ira a Jehovah,
pues rindieron culto a los ídolos, acerca de los cuales Jehovah les había dicho: “Vosotros no haréis tal cosa.”
Jehovah advertía a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: “Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y mis estatutos, conforme a toda la ley que mandé a vuestros padres y que os envié por medio de mis siervos los profetas.”
Pero ellos no obedecieron, sino que endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en Jehovah su Dios.
También desecharon sus leyes y el pacto que él había hecho con sus padres, y sus amonestaciones con que los había amonestado. Fueron tras la vanidad y se hicieron vanos. Imitaban a las naciones que estaban a su alrededor, de las cuales Jehovah les había mandado no actuar como ellas.
Abandonaron todos los mandamientos de Jehovah su Dios, se hicieron dos becerros de fundición y un árbol ritual de Asera, se postraron ante todo el ejército de los cielos y sirvieron a Baal.
Hicieron pasar por fuego a sus hijos y a sus hijas, practicaron los encantamientos y las adivinaciones, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira.
Por tanto, Jehovah se enojó en gran manera contra Israel, y los quitó de su presencia. No quedó sino sólo la tribu de Judá.
Pero tampoco Judá guardó los mandamientos de Jehovah su Dios, sino que anduvieron en las prácticas que Israel había establecido.
Jehovah desechó a toda la descendencia de Israel. Los afligió y los entregó en mano de saqueadores, hasta echarlos de su presencia.
Cuando arrancó a Israel de la casa de David, proclamaron rey a Jeroboam hijo de Nabat; pero Jeroboam apartó a Israel de seguir a Jehovah y les hizo cometer un gran pecado.
Los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados que cometió Jeroboam, sin apartarse de ellos,
hasta que Jehovah quitó a Israel de su presencia, como lo había dicho por medio de todos sus siervos los profetas. E Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta el día de hoy.