Llamamiento al arrepentimiento
Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Amós > Llamamiento al arrepentimiento (30:5:1 - 30:5:27)
Oíd esta palabra que yo pronuncio como lamento por vosotros, oh casa de Israel:
¡Cayó la virgen de Israel para no volverse a levantar! Sobre su suelo yace abandonada, y no hay quien la levante.
Porque así dice el Señor Jehovah a la casa de Israel: “La ciudad que salía con mil quedará con cien, y la que salía con cien quedará con diez.”
Porque así ha dicho Jehovah a la casa de Israel: “¡Buscadme y viviréis!
Y no busquéis a Betel, ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beerseba; porque Gilgal será llevada en cautiverio, y Betel será convertida en nada.”
¡Buscad a Jehovah y vivid! No sea que él acometa como fuego contra la casa de José y consuma a Betel sin que haya quien lo apague.
Vosotros que convertís el derecho en ajenjo y echáis por tierra la justicia,
buscad al que hizo las Pléyades y el Orión, que a las tinieblas convierte en mañana, y que hace oscurecer el día hasta que se hace noche. Buscad al que llama a las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra. ¡Jehovah es su nombre!
El es el que irrumpe con destrucción contra la fortaleza, de modo que la destrucción alcance a la plaza fuerte.
Ellos aborrecen al que les amonesta en el tribunal, y abominan al que habla lo recto.
Por tanto, puesto que pisoteáis al pobre y tomáis de él tributo de granos, aunque hayáis edificado casas de piedra labrada, no las habitaréis. Plantasteis hermosas viñas, pero no beberéis el vino de ellas.
Porque yo conozco vuestras muchas rebeliones y vuestros grandes pecados: que hostilizáis al justo, que tomáis soborno y que hacéis perder su causa a los pobres en el tribunal.
Por eso, en tal tiempo el prudente calla, porque es tiempo malo.
¡Buscad el bien y no el mal, para que viváis! Así estará con vosotros Jehovah Dios de los Ejércitos, como decís.
Aborreced el mal y amad el bien. Estableced el juicio en el tribunal; quizás Jehovah Dios de Israel tenga piedad del remanente de José.
Por tanto, así ha dicho Jehovah Dios de los Ejércitos, el Señor: “En todas las plazas habrá llanto, y en todas las ciudades dirán: ¡Ay, ay! Convocarán a duelo al labrador, y a lamentación a los que saben entonar lamentos.
En todas las viñas habrá llanto, porque pasaré por en medio de ti,” ha dicho Jehovah.
¡Ay de los que anhelan el día de Jehovah! ¿Para qué queréis este día de Jehovah? Será día de tinieblas, y no de luz.
Será como el que huye de un león y choca con un oso; entra en casa y apoya su mano en la pared, y le muerde una serpiente.
¿No será el día de Jehovah para él tinieblas y no luz, oscuridad y no resplandor?
“Aborrezco, rechazo vuestras festividades, y no me huelen bien vuestras asambleas festivas.
Aunque me ofrezcáis vuestros holocaustos y ofrendas vegetales, no los aceptaré, ni miraré vuestros sacrificios de paz de animales engordados.
Quita de mí el bullicio de tus canciones, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos.
Más bien, corra el derecho como agua, y la justicia como arroyo permanente.
“¿Acaso me ofrecisteis sacrificios y ofrendas vegetales en el desierto durante cuarenta años, oh casa de Israel?
Al contrario, llevasteis el tabernáculo de vuestros ídolos Moloc y Quiún, la estrella de vuestros dioses que os habéis hecho.
Por tanto, yo haré que os lleven cautivos más allá de Damasco,” ha dicho Jehovah, cuyo nombre es Dios de los Ejércitos.