Los pecados de Jerusalén
Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Ezequiel > Los pecados de Jerusalén (26:22:1 - 26:22:31)
Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:
“Tú, oh hijo de hombre, ¿juzgarás a la ciudad derramadora de sangre? ¿La juzgarás? ¿Le mostrarás todas sus abominaciones?
Tú, pues, dirás que así ha dicho el Señor Jehovah: ¡Ciudad que derrama sangre en medio de sí, para que venga su hora, y que se ha hecho ídolos para contaminarse!
Eres culpable por la sangre que has derramado, y te has contaminado con los ídolos que hiciste. Tú has hecho que se acerque tu día y has llegado al término de tus años. Por tanto, te he entregado como afrenta a las naciones y como objeto de burla a todos los países.
Los que están cerca y los que están lejos harán burla de ti, ¡oh ciudad de nombre manchado y de gran confusión!
“He aquí que los gobernantes de Israel, cada uno según su poder, están en ti solamente para derramar sangre.
En ti desprecian al padre y a la madre; en medio de ti tratan con abuso al extranjero; en ti explotan al huérfano y a la viuda.
Menosprecias mis cosas sagradas y profanas mis sábados.
En ti hay calumniadores listos a derramar sangre; en ti están los que comen sobre los montes. En medio de ti cometen infamia:
En ti descubren la desnudez del padre; en ti mancillan a la mujer que está impura por su menstruación.
En ti está el hombre que comete abominación con la mujer de su prójimo, el que contamina pervertidamente a su nuera y el que mancilla a su hermana, hija de su padre.
En ti reciben soborno para derramar sangre. Cobras usura e intereses, y te aprovechas de tu prójimo con extorsión. Te has olvidado de mí, dice el Señor Jehovah.
“He aquí que golpeo con mi mano a causa de las ganancias deshonestas que has conseguido, y a causa de la sangre que hay en medio de ti.
¿Estará firme tu corazón? ¿Estarán fuertes tus manos en los días cuando yo actúe contra ti? Yo, Jehovah, he hablado y lo cumpliré:
Te dispersaré entre las naciones y te esparciré por los países. Así eliminaré de ti tu impureza.
Fui profanado en ti a vista de las naciones. Y sabrás que yo soy Jehovah.”
Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:
“Oh hijo de hombre, para mí la casa de Israel se ha convertido en escoria. Todos ellos—plata, cobre, estaño, hierro y plomo— se han convertido en escoria en medio del horno.
Por tanto, así ha dicho el Señor Jehovah: Ya que todos vosotros os habéis convertido en escoria, he aquí que por eso yo os junto en medio de Jerusalén.
Como cuando se junta plata, cobre, hierro, plomo y estaño dentro del horno, y se sopla el fuego para fundirlos, así os juntaré en mi furor y en mi ira. Allí os colocaré y os fundiré.
Os reuniré y soplaré sobre vosotros con el fuego de mi ira, y seréis fundidos dentro de ella.
Como se funde la plata dentro del horno, así seréis fundidos dentro de ella. Y sabréis que yo, Jehovah, he derramado mi ira sobre vosotros.”
Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:
“Oh hijo de hombre, di a ella: Tú eres una tierra no purificada, que no ha sido rociada con lluvia en el día de la ira.
Porque en medio de ella hay una conspiración de sus profetas; son como un león rugiente que arrebata la presa. Devoran a la gente, se apoderan del patrimonio y de las cosas preciosas, y multiplican sus viudas en medio de ellos.
“Sus sacerdotes violan mi ley y profanan mis cosas sagradas. No hacen diferencia entre lo santo y lo profano, ni enseñan a distinguir entre lo impuro y lo puro. Con respecto a mis sábados esconden sus ojos, y he sido profanado en medio de ellos.
“Sus magistrados en medio de ella son como lobos que arrebatan la presa para derramar sangre y destruir las vidas, a fin de conseguir ganancias deshonestas.
“Sus profetas les han recubierto con cal. Ven vanidad y les adivinan mentira, diciendo: Así ha dicho el Señor Jehovah, pero Jehovah no ha hablado.
“Y el pueblo de la tierra ha practicado la opresión y ha cometido robo. Abusan del pobre y del necesitado, y oprimen sin derecho al extranjero.
Busqué entre ellos un hombre que levantara el muro y que se pusiese en la brecha delante de mí, intercediendo por la tierra para que yo no la destruyera; pero no lo hallé.
Por tanto, derramaré sobre ellos mi indignación; con el fuego de mi ira los consumiré. Haré recaer su conducta sobre sus propias cabezas,” dice el Señor Jehovah.