Jeremías

La implacable ira de Dios contra Judá

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > La implacable ira de Dios contra Judá (24:15:1 - 24:15:14)

Entonces Jehovah me dijo: —Aunque Moisés y Samuel se pusiesen delante de mí, mi alma no estaría con este pueblo. Echalos de mi presencia, y que se vayan.

Y si te preguntan: “¿A dónde iremos?,” les responderás que así ha dicho Jehovah: “¡Los que a muerte, a muerte; los que a espada, a espada; los que a hambre, a hambre; y los que a cautividad, a cautividad!”

Designaré contra ellos cuatro clases de males, dice Jehovah: la espada para matar, los perros para arrastrar, y las aves del cielo y los animales de la tierra para devorar y destruir.

Haré que sean motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, por causa de Manasés hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén.

Porque, ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Quién te expresará su condolencia? ¿Quién se desviará del camino para preguntar por tu bienestar?

Tú me dejaste y te volviste atrás, dice Jehovah. Por tanto, yo extenderé mi mano contra ti y te destruiré. Estoy cansado de tener compasión.

Los aventaré con aventador en las puertas del país; los privaré de hijos. Destruiré a mi pueblo, pues no se volvieron de sus caminos.

Sus viudas se multiplicarán más que la arena de los mares. A mediodía traeré sobre ellos, sobre la madre de los jóvenes, al devastador. Haré que de repente caigan sobre ella agitación y terrores.

Desmaya la madre de siete hijos; exhala su alma. Su sol se ha ocultado siendo aún de día; ha sido avergonzada y humillada. A sus sobrevivientes los entregaré a espada delante de sus enemigos, dice Jehovah.

—¡Ay de mí, madre mía, que me diste a luz, como hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! No he prestado, ni me han prestado; sin embargo, todos me maldicen.

Así sea, oh Jehovah, si no te he servido para bien y si no he intercedido ante ti por el enemigo en el tiempo de la calamidad y en el día de la angustia.

—¿Quién podrá romper el hierro, el hierro del norte, y el bronce?

Tu riqueza y tus tesoros entregaré al saqueo de balde, por todos tus pecados y en todos tus territorios.

Y te haré servir a tus enemigos en una tierra que no conoces, porque fuego se ha encendido en mi ira y arderá contra vosotros.

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Jehová reanima a Jeremías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Jehová reanima a Jeremías (24:15:15 - 24:15:21)

—Tú lo sabes, oh Jehovah; acuérdate de mí, visítame con tu favor y toma venganza de mis perseguidores. No sea yo arrebatado por la prolongación de tu ira. Tú sabes que por tu causa sufro la afrenta.

Fueron halladas tus palabras, y yo las comí. Tus palabras fueron para mí el gozo y la alegría de mi corazón; porque yo soy llamado por tu nombre, oh Jehovah Dios de los Ejércitos.

No me he sentado ni me he regocijado en compañía de los que se divierten. A causa de tu mano me he sentado solitario, porque me llenaste de indignación.

¿Por qué ha sido continuo mi dolor, y mi herida incurable ha rehusado ser sanada? ¡Oh! ¿Serás para mí como torrente engañoso, como aguas de las que no se puede confiar?

Por tanto, así ha dicho Jehovah: —Si tú vuelves, yo te restauraré, y estarás de pie delante de mí; y si separas lo precioso de lo vil, serás mi portavoz. ¡Que ellos se vuelvan a ti; pero tú no te vuelvas a ellos!

Te pondré ante este pueblo como un muro fortificado de bronce. Lucharán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estaré contigo para salvarte y librarte, dice Jehovah.

Te libraré de la mano de los malos, y te rescataré de la mano de los tiranos.

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Juicio de Jehová contra Judá

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Juicio de Jehová contra Judá (24:16:1 - 24:16:21)

Entonces vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:

“No tomarás mujer para ti; no tendrás hijos ni hijas en este lugar.

Porque así ha dicho Jehovah acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, y acerca de las madres que los den a luz y de los padres que los engendren en esta tierra:

Morirán de dolorosas enfermedades; no serán llorados ni sepultados. Serán convertidos en abono sobre la superficie de la tierra. Con espada y con hambre serán exterminados, y sus cadáveres servirán de comida a las aves del cielo y a los animales de la tierra.”

Así ha dicho Jehovah: “No entres en la casa donde haya duelo, ni acudas a lamentar, ni les expreses tu condolencia; porque he quitado de este pueblo mi paz, y asimismo la compasión y la misericordia, dice Jehovah.

Morirán en esta tierra grandes y pequeños. No serán sepultados, ni los llorarán. No se sajarán por ellos, ni se raparán la cabeza.

No partirán pan de duelo para consolarles por sus muertos, ni les darán a beber de la copa de consolación por su padre o por su madre.

“Asimismo, no entres en casa de banquete, para sentarte con ellos para comer o beber.

Porque así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo hago cesar en este lugar, ante vuestros ojos y en vuestros días, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del novio y la voz de la novia.

“Acontecerá que cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, te dirán: ¿Por qué ha decretado Jehovah contra nosotros todo este mal tan grande? ¿Cuál es nuestra maldad? ¿O cuál es nuestro pecado que hemos cometido contra Jehovah nuestro Dios?

Entonces les dirás: Jehovah dice: Porque vuestros padres me abandonaron, se fueron en pos de otros dioses y les rindieron culto; porque se postraron ante ellos, mientras que a mí me abandonaron y no guardaron mi ley.

Y vosotros habéis actuado peor que vuestros padres; porque he aquí que vosotros os vais cada uno tras la porfía de su malvado corazón, sin escucharme a mí.

Por tanto, os arrojaré de esta tierra a una tierra que ni vosotros ni vuestros padres habéis conocido. Allá serviréis a otros dioses día y noche, porque no os mostraré clemencia.

“Por tanto, dice Jehovah, he aquí vienen días en que no se dirá más: ¡Vive Jehovah, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto!,

sino: ¡Vive Jehovah, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras a donde los había desterrado! Pues los haré volver a su suelo, el cual di a sus padres.

“He aquí que yo envío a muchos pescadores, y los pescarán, dice Jehovah. Y después enviaré a muchos cazadores, y los cazarán sobre todo monte, sobre toda colina y en las hendiduras de las peñas.

Porque mis ojos están sobre todos sus caminos; no están ocultos delante de mí, ni su maldad se esconde de mis ojos.

Pero primero les retribuiré el doble por su iniquidad y por su pecado, porque han profanado mi tierra con los cadáveres de sus cosas detestables y porque sus abominaciones llenaron mi heredad.”

Oh Jehovah, fuerza mía y fortaleza mía, mi refugio en el tiempo de la aflicción: A ti vendrán las naciones desde los extremos de la tierra y dirán: “Ciertamente nuestros padres heredaron mentira, vanidad en la que no hay provecho.

¿Ha de hacer el hombre dioses para sí? ¡Pero ésos no son dioses!”

“Por tanto, he aquí yo les hago conocer; esta vez sí, les haré conocer mi poder y mi fortaleza. Y sabrán que mi nombre es Jehovah.”

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El pecado escrito en el corazón de Judá

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > El pecado escrito en el corazón de Judá (24:17:1 - 24:17:18)

“El pecado de Judá está escrito con pluma de hierro; con punta de diamante está grabado en la tabla de su corazón y en los cuernos de sus altares

como memorial contra sus hijos. Sus altares y sus árboles rituales de Asera están debajo de todo árbol frondoso, sobre las colinas altas

y sobre los montes del campo. Tu riqueza y todos tus tesoros entrego al saqueo por todos tus pecados y en todos tus territorios.

Por ti mismo te desprenderás de la heredad que yo te di, y te haré servir a tus enemigos en una tierra que no conoces, porque en mi furor habéis encendido fuego, y arderá para siempre.”

Así ha dicho Jehovah: “Maldito el hombre que confía en el hombre, que se apoya en lo humano y cuyo corazón se aparta de Jehovah.

Será como la retama en el Arabá; no verá cuando venga el bien, sino que morará en los pedregales del desierto, en tierra salada e inhabitable.

“Bendito el hombre que confía en Jehovah, y cuya confianza es Jehovah.

Será como un árbol plantado junto a las aguas y que extiende sus raíces a la corriente. No temerá cuando venga el calor, sino que sus hojas estarán verdes. En el año de sequía no se inquietará, ni dejará de dar fruto.

“Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y sin remedio. ¿Quién lo conocerá?

Yo, Jehovah, escudriño el corazón y examino la conciencia, para dar a cada hombre según su camino y según el fruto de sus obras.”

Como la perdiz, que incuba lo que no puso, es el que acumula riquezas, pero no con justicia. En la mitad de sus días las dejará, y en su postrimería resultará ser un insensato.

Trono de gloria, sublime desde el principio, es el lugar de nuestro santuario.

Oh Jehovah, esperanza de Israel, todos los que te abandonan serán avergonzados, y los que se apartan de ti serán inscritos en el polvo; porque han abandonado a Jehovah, la fuente de aguas vivas.”

Sáname, oh Jehovah, y seré sano. Sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza.

He aquí que ellos me dicen: “¿Dónde está la palabra de Jehovah? ¡A ver, pues, que se cumpla!”

Pero yo no he insistido detrás de ti para traer el daño, ni he anhelado el día de la calamidad; tú lo sabes. Lo que ha salido de mi boca fue en tu presencia.

No me causes terror; tú eres mi refugio en el día del mal.

Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence yo. Atemorícense ellos, y no me atemorice yo. Trae sobre ellos el día del mal, y quebrántalos con doble quebrantamiento.

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Observancia del día de reposo

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Proféticos > Jeremías > Observancia del día de reposo (24:17:19 - 24:17:27)

Así me ha dicho Jehovah: “Vé y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y en todas las puertas de Jerusalén.

Y diles: Oíd la palabra de Jehovah, oh reyes de Judá, todo Judá y todos los habitantes de Jerusalén que entráis por estas puertas.

Así ha dicho Jehovah: Guardaos a vosotros mismos, no trayendo cargas en el día del sábado para introducirlas por las puertas de Jerusalén.

Tampoco saquéis carga de vuestras casas en el día del sábado, ni hagáis obra alguna. Más bien, santificad el día del sábado, como mandé a vuestros padres.

Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz para no escuchar ni recibir corrección.

Sin embargo, dice Jehovah, si vosotros de veras me obedecéis, no introduciendo cargas por las puertas de esta ciudad en el día del sábado, sino santificando el día del sábado y no haciendo en él ningún trabajo,

entonces entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y a caballo, los reyes y los magistrados que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus magistrados, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. Y así esta ciudad será habitada para siempre.

Entonces vendrán de las ciudades de Judá, de los alrededores de Jerusalén, de la tierra de Benjamín, de la Sefela, de la región montañosa y del Néguev, trayendo holocaustos, sacrificios, ofrendas vegetales e incienso, y trayendo a la casa de Jehovah sacrificios de acción de gracias.

Pero si no me obedecéis para santificar el día del sábado, y para no llevar cargas ni entrar por las puertas de Jerusalén en día del sábado, prenderé fuego a sus puertas, el cual devorará los palacios de Jerusalén, y no se apagará.

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