Segundo Libro de Crónicas

Reinado de Joacim

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Joacim (14:36:5 - 14:36:8)

Joacim tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén. El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah su Dios.

Entonces Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él y lo ató con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia.

Nabucodonosor también llevó a Babilonia algunos utensilios de la casa de Jehovah, y los puso en su palacio en Babilonia.

Los demás hechos de Joacim, las abominaciones que hizo y lo que se halló en su contra, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Y su hijo Joaquín reinó en su lugar.

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Joaquín es llevado cautivo a Babilonia

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Joaquín es llevado cautivo a Babilonia (14:36:9 - 14:36:10)

Joaquín tenía 18 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén. El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah,

y al año siguiente el rey Nabucodonosor mandó llevarle a Babilonia, junto con los utensilios preciosos de la casa de Jehovah. En lugar de él proclamó rey sobre Judá y Jerusalén a Sedequías, hermano de su padre.

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Reinado de Sedequías

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Reinado de Sedequías (14:36:11 - 14:36:16)

Sedequías tenía 21 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén.

El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías que le hablaba por mandato de Jehovah.

Asimismo, se rebeló contra el rey Nabucodonosor, quien le había hecho jurar por Dios. Endureció su cerviz y obstinó su corazón para no volver a Jehovah Dios de Israel.

También todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, siguiendo todas las abominaciones de las naciones y contaminando la casa de Jehovah, que él había santificado en Jerusalén.

Jehovah, Dios de sus padres, les envió sus mensajeros persistentemente, porque tenía misericordia de su pueblo y de su morada.

Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y hacían escarnio de sus profetas, hasta que la ira de Jehovah estalló contra su pueblo, y ya no hubo remedio.

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Cautividad de Judá

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > Cautividad de Judá (14:36:17 - 14:36:21)

Así trajo contra ellos al rey de los caldeos, quien mató a espada a sus jóvenes en su mismo santuario, sin perdonar la vida de los jóvenes ni de las jóvenes, de los ancianos ni de los decrépitos. A todos los entregó en su mano.

Asimismo, todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa de Jehovah y los tesoros del rey y de sus magistrados, todo lo llevó a Babilonia.

Luego incendiaron la casa de Dios y derribaron la muralla de Jerusalén. Incendiaron todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos.

A los sobrevivientes de la espada, los llevó cautivos a Babilonia, y fueron hechos esclavos del rey y de sus hijos hasta el establecimiento del reino de Persia,

para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubiera disfrutado de su reposo. Todo el tiempo de su desolación reposó, hasta que se cumplieron los setenta años.

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El decreto de Ciro

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Crónicas > El decreto de Ciro (14:36:22 - 14:36:23)

En el primer año de Ciro, rey de Persia, y para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, Jehovah despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo pregonar por todo su reino, oralmente y por escrito, diciendo:

Así ha dicho Ciro, rey de Persia: “Jehovah, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado para que le edifique un templo en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, que Jehovah su Dios sea con él, y suba.”

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