Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Samuel > Joab mata a Abner (10:3:22 - 10:3:39)
He aquí que los servidores de David llegaron con Joab de una incursión, trayendo consigo mucho botín. Pero Abner ya no estaba en Hebrón con David, pues éste le había despedido, y él se había ido en paz.
Cuando llegaron Joab y todo el ejército que estaba con él, le informaron a Joab diciendo: —Abner hijo de Ner vino al rey. El le ha dejado ir, y Abner se ha ido en paz.
Entonces Joab fue al rey y le dijo: —¿Qué has hecho? He aquí que Abner vino a ti; ¿por qué, pues, le dejaste ir? ¡Ahora se ha ido!
Tú conoces a Abner hijo de Ner, que vino para engañarte, para conocer tu entrada y tu salida, y para saber todo lo que haces.
Cuando Joab salió de la presencia de David, envió mensajeros tras Abner, los cuales le hicieron regresar desde el pozo de Sira, sin que David lo supiera.
Entonces Abner volvió a Hebrón, y Joab lo apartó a la entrada de la ciudad como para hablar en privado con él. Allí le hirió en el vientre, a causa de la sangre de Asael su hermano; y así murió.
Después de esto, David lo oyó y dijo: —¡Inocente soy yo, y también mi reino, ante Jehovah para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner!
¡Que recaiga su sangre sobre la cabeza de Joab y sobre toda su casa paterna! ¡Nunca falte en la casa de Joab quien padezca flujo, o quien sea leproso, o quien ande con bastón, o quien muera a espada, o quien carezca de pan!
Joab y su hermano Abisai mataron a Abner, porque éste había dado muerte a Asael, hermano de ellos, en la batalla de Gabaón.
Entonces dijo David a Joab y a todo el pueblo que estaba con él: —¡Rasgad vuestra ropa! Ceñíos de cilicio y haced duelo delante de Abner. El rey David iba detrás del féretro,
y sepultaron a Abner en Hebrón. El rey alzó su voz y lloró junto al sepulcro de Abner, y también lloró todo el pueblo.
El rey entonó este lamento por Abner, diciendo: “¿Había de morir Abner como muere un insensato?
Tus manos no estaban atadas; tus pies no estaban sujetos con grillos. Caíste como los que caen ante los malvados.” Todo el pueblo volvió a llorar por él.
Entonces todo el pueblo fue para persuadir a David a que tomase alimento, mientras aún era de día. Pero David juró diciendo: —¡Así me haga Dios y aun me añada, si antes que se ponga el sol yo pruebo pan o cualquier cosa!
Todo el pueblo llegó a saber esto y le pareció bien, porque todo lo que el rey hacía parecía bien a todo el pueblo.
Aquel día, todo el pueblo y todo Israel entendieron que no había procedido del rey el asesinar a Abner hijo de Ner.
Entonces el rey dijo a sus servidores: —¿No sabéis que hoy ha caído en Israel un príncipe y un gran hombre?
Ahora yo soy débil, aunque soy un rey ungido; y estos hombres, los hijos de Sarvia, son más duros que yo. ¡Jehovah retribuya al que hace mal, conforme a su maldad!