Libros Históricos

Muerte de Saúl y de sus hijos

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Samuel > Muerte de Saúl y de sus hijos (9:31:1 - 9:31:13)

Los filisteos combatieron contra Israel, y los hombres de Israel huyeron delante de los filisteos y cayeron muertos en el monte Gilboa.

Los filisteos siguieron de cerca a Saúl y a sus hijos; y mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl.

La batalla arreció contra Saúl, y los hombres que tiran con el arco lo encontraron; y fue herido gravemente por los arqueros.

Entonces Saúl dijo a su escudero: “Saca tu espada y atraviésame con ella, no sea que vengan esos incircuncisos y me atraviesen, y hagan mofa de mí.” Pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se dejó caer sobre ella.

Al ver su escudero que Saúl estaba muerto, él también se dejó caer sobre su espada y murió junto con él.

Así murieron aquel día Saúl, sus tres hijos, su escudero y también todos sus hombres junto con él.

Y al ver los hombres de Israel que estaban al otro lado del valle, y los del otro lado del Jordán, que los de Israel habían huido, y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron las ciudades y huyeron. Entonces los filisteos fueron y habitaron en ellas.

Aconteció que al día siguiente, cuando los filisteos fueron para despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus tres hijos caídos en el monte Gilboa.

Ellos le cortaron la cabeza y le despojaron de sus armas, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos para dar la buena noticia en el templo de sus ídolos y al pueblo.

Después pusieron sus armas en el templo de Astarte, y clavaron su cadáver contra el muro de Bet-seán.

Cuando todos los habitantes de Jabes, en Galaad, oyeron lo que los filisteos habían hecho con Saúl,

todos los hombres valientes se levantaron, caminaron toda aquella noche y tomaron del muro de Bet-seán el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos. Cuando llegaron a Jabes, los incineraron allí.

Luego tomaron sus restos y los sepultaron debajo del tamarisco en Jabes, y ayunaron siete días.

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David oye de la muerte de Saúl

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Samuel > David oye de la muerte de Saúl (10:1:1 - 10:1:16)

Aconteció que después de la muerte de Saúl, cuando David había vuelto de la derrota de los amalequitas, David se quedó dos días en Siclag.

Y al tercer día, he aquí que un hombre vino del campamento de Saúl, con su ropa rasgada y tierra sobre su cabeza. Al llegar a David, se postró en tierra e hizo reverencia.

Y David le preguntó: —¿De dónde vienes? El le respondió: —Me he escapado del campamento de Israel.

David le preguntó: —¿Qué ha acontecido? Dímelo, por favor. El respondió: —El pueblo ha huido de la batalla. Muchos del pueblo también han caído y han muerto. Saúl y su hijo Jonatán también han muerto.

David dijo al joven que le informaba: —¿Cómo sabes que Saúl y su hijo Jonatán han muerto?

Y el joven que le informaba respondió: —Me encontré por casualidad en el monte Gilboa, y he aquí que Saúl estaba apoyado sobre su lanza, y que los carros y los jinetes le alcanzaban.

Entonces Saúl miró hacia atrás y me vio, y me llamó. Yo dije: “Heme aquí.”

Me preguntó: “¿Quién eres tú?” Le respondí: “Soy un amalequita.”

Y me dijo: “Por favor, ponte a mi lado y mátame; porque la agonía se ha apoderado de mí, pero mi vida está todavía en mí.”

Entonces me puse a su lado y lo maté, porque sabía que él no podría vivir después de su caída. Luego tomé la diadema que tenía en su cabeza y el brazalete que llevaba en su brazo, y los he traído aquí a mi señor.

Entonces David agarrando sus vestiduras las rasgó. Lo mismo hicieron todos los hombres que estaban con él.

E hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el anochecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo de Jehovah y por la casa de Israel; porque habían caído a espada.

Después David preguntó al joven que le informaba: —¿De dónde eres tú? El respondió: —Soy hijo de un extranjero, un amalequita.

Le dijo David: —¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para destruir al ungido de Jehovah?

Entonces David llamó a uno de los jóvenes y le dijo: —¡Acércate y mátalo! El lo hirió, y murió.

Y David le dijo: —Tu sangre caiga sobre tu cabeza, porque tu propia boca ha atestiguado contra ti al decir: “Yo maté al ungido de Jehovah.”

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David endecha a Saúl y a Jonatán

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Samuel > David endecha a Saúl y a Jonatán (10:1:17 - 10:1:27)

David entonó este lamento por Saúl y por su hijo Jonatán,

y mandó que enseñasen a los hijos de Judá el Canto del Arco. He aquí que está escrito en el libro de Jaser:

“¡El esplendor, oh Israel, ha perecido sobre tus montes! ¡Cómo han caído los valientes!

No lo anunciéis en Gat, ni deis las nuevas por las calles de Ascalón. No sea que se alegren las hijas de los filisteos; no sea que se regocijen las hijas de los incircuncisos.

“Oh montes de Gilboa: Ni rocío ni lluvia haya sobre vosotros, ni seáis campos de ofrendas; porque allí fue profanado el escudo de los valientes, el escudo de Saúl, como si no hubiera sido ungido con aceite.

El arco de Jonatán jamás volvía sin la sangre de los muertos y sin la gordura de los valientes; tampoco volvía vacía la espada de Saúl.

“Saúl y Jonatán, amados y amables en su vida, tampoco en su muerte fueron separados. Eran más veloces que las águilas; eran más fuertes que los leones.

¡Oh hijas de Israel, llorad por Saúl, quien os vestía de escarlata y cosas refinadas, y ponía adornos de oro en vuestros vestidos!

¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonatán ha perecido sobre tus montes!

“Angustia tengo por ti, hermano mío, Jonatán, que me fuiste muy querido. Más maravilloso fue para mí tu amor que el amor de las mujeres.

“¡Cómo han caído los valientes, y se han perdido las armas de guerra!”

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David es proclamado rey de Judá

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Samuel > David es proclamado rey de Judá (10:2:1 - 10:2:7)

Después de esto aconteció que David consultó a Jehovah diciendo: —¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Jehovah le respondió: —Sube. David volvió a preguntar: —¿A dónde subiré? Jehovah le respondió: —A Hebrón.

Entonces David subió allá con sus dos mujeres: Ajinoam, de Jezreel, y Abigaíl, que fuera mujer de Nabal, de Carmel.

David hizo subir también a sus hombres que estaban con él, cada uno con su familia; y habitaron en las aldeas de Hebrón.

Entonces vinieron los hombres de Judá y ungieron allí a David como rey sobre la casa de Judá. Informaron a David diciendo: “Los hombres de Jabes, en Galaad, son los que sepultaron a Saúl.”

Entonces David envió mensajeros a los hombres de Jabes, en Galaad, y les dijo: “Benditos seáis de Jehovah, porque habéis hecho esta bondad a Saúl vuestro señor, y le habéis dado sepultura.

Ahora pues, que Jehovah os muestre misericordia y verdad. Y yo también os haré bien por esto que habéis hecho.

Y ahora, fortaleced vuestras manos y sed hombres valientes; porque ha muerto Saúl vuestro señor, y la casa de Judá me ha ungido rey sobre ellos.”

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Guerra entre David y la casa de Saúl

Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Segundo Libro de Samuel > Guerra entre David y la casa de Saúl (10:2:8 - 10:3:1)

Pero Abner hijo de Ner, jefe del ejército de Saúl, tomó a Isboset hijo de Saúl y le trasladó a Majanaim.

Entonces lo proclamó rey sobre Galaad, sobre Gesur, sobre Jezreel, sobre Efraín, sobre Benjamín y sobre todo Israel.

Isboset hijo de Saúl tenía 40 años cuando comenzó a reinar sobre Israel y reinó dos años. Sin embargo, la casa de Judá seguía a David.

El tiempo que David fue rey en Hebrón sobre la casa de Judá fue de siete años y seis meses.

Abner hijo de Ner y los siervos de Isboset hijo de Saúl fueron de Majanaim a Gabaón.

También salieron Joab, hijo de Sarvia, y los servidores de David; y los encontraron junto al estanque de Gabaón. Entonces se sentaron los unos a un lado del estanque, y los otros al otro lado.

Luego Abner dijo a Joab: —¡Levántense los jóvenes y compitan delante de nosotros! Joab respondió: —¡Que se levanten!

Entonces se levantaron y pasaron en número igual, doce de parte de los hijos de Benjamín y de Isboset hijo de Saúl, y doce de los servidores de David.

Cada uno agarró a su adversario por la cabeza y colocó su espada en el costado de su adversario, y cayeron juntos. Por esto se llamó el nombre de aquel lugar Helcat-hazurim, el cual está en Gabaón.

Aquel día la batalla fue muy dura. Abner y los hombres de Israel fueron derrotados por los servidores de David.

Estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisai y Asael. Asael era ligero de pies como un venado en el campo.

Y Asael persiguió a Abner, yendo tras él sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.

Abner se volvió hacia atrás y preguntó: —¿Eres tú Asael? El respondió: —Sí, yo soy.

Entonces Abner le dijo: —Apártate a la derecha o a la izquierda. Atrapa a alguno de los jóvenes y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quiso dejar de seguirle.

Y Abner volvió a decir a Asael: —¡Deja de seguirme! ¿Por qué te he de herir, derribándote a tierra? ¿Cómo podría después levantar mi cara ante tu hermano Joab?

Como él rehusó apartarse, Abner lo hirió en el vientre con el extremo trasero de la lanza, y la lanza le salió por detrás. Así cayó allí y murió en el mismo sitio. Sucedió que todos los que pasaban por el lugar donde Asael había caído y había muerto, se detenían.

Pero Joab y Abisai persiguieron a Abner. El sol se puso cuando llegaron a la colina de Amá, frente a Guíaj, en el camino del desierto de Gabaón.

Luego se agruparon los hijos de Benjamín tras Abner formando un solo escuadrón, y se detuvieron en la cumbre de cierta colina.

Entonces Abner dio voces a Joab diciendo: —¿Ha de consumir la espada para siempre? ¿No sabes tú que al final sólo habrá amargura? ¿Hasta cuándo esperas para decir al pueblo que se vuelva de perseguir a sus hermanos?

Joab respondió: —¡Vive Dios, que si tú no hubieras hablado, el pueblo habría dejado de perseguir a sus hermanos desde la mañana!

Entonces Joab tocó la corneta, y todo el pueblo se detuvo. Y no persiguieron más a Israel, ni continuaron luchando más.

Abner y sus hombres caminaron por el Arabá toda aquella noche, cruzaron el Jordán, y atravesando todo el Bitrón llegaron a Majanaim.

Joab también volvió de perseguir a Abner y reunió a toda la gente. Y faltaban de los servidores de David 19 hombres, además de Asael.

Pero los servidores de David hirieron a 360 de Benjamín, de los hombres de Abner, los cuales murieron.

Luego se llevaron a Asael y lo sepultaron en la tumba de su padre, que está en Belén. Joab y sus hombres caminaron toda aquella noche, y les amaneció en Hebrón.

Fue larga la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David. Pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando.

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