Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Josué > El pecado de Acán (6:7:1 - 6:7:26)
Pero los hijos de Israel transgredieron con respecto al anatema. Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehovah se encendió contra los hijos de Israel.
Josué envió hombres desde Jericó hasta Hai, que estaba junto a Bet-avén, hacia el oriente de Betel, y les dijo: —Subid y reconoced la tierra. Ellos fueron y reconocieron Hai,
y volviendo a Josué le dijeron: —No suba todo el pueblo. Suban sólo unos 2.000 o 3.000 hombres; ellos tomarán Hai. No fatigues a todo el pueblo allí, porque ellos son pocos.
Fueron allá unos 3.000 hombres del pueblo, los cuales huyeron delante de los de Hai.
Los hombres de Hai mataron de aquéllos a unos treinta y seis hombres y los persiguieron desde la puerta de la ciudad hasta Sebarim, donde los derrotaron en la bajada, de modo que el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.
Entonces Josué rasgó su ropa y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehovah hasta el anochecer, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas.
Entonces dijo Josué: —¡Ay, Señor Jehovah! ¿Por qué hiciste cruzar el Jordán a este pueblo, para entregarnos en mano de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá hubiéramos decidido habitar al otro lado del Jordán!
¡Oh, Señor! ¿Qué diré, puesto que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos?
Los cananeos y todos los habitantes de la tierra lo oirán, nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la tierra. Entonces, ¿qué harás tú por tu gran nombre?
Jehovah dijo a Josué: —Levántate. ¿Por qué te postras así sobre tu rostro?
Israel ha pecado. Han quebrantado mi pacto que yo les había mandado. Han tomado del anatema, han robado, han mentido y lo han escondido entre sus enseres.
Por esto los hijos de Israel no podrán prevalecer ante sus enemigos. Más bien, volverán la espalda ante sus enemigos, porque se han convertido en anatema. Yo no estaré más con vosotros, si no destruís el anatema de en medio de vosotros.
Levántate, purifica al pueblo y di: “Purificaos para mañana, porque Jehovah Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, oh Israel. No podréis prevalecer delante de vuestros enemigos hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros.”
Os acercaréis, pues, mañana, por vuestras tribus. La tribu que Jehovah tome se acercará por sus clanes. El clan que Jehovah tome se acercará por sus familias. La familia que Jehovah tome se acercará por sus varones.
El que sea descubierto con el anatema será quemado a fuego, él y todo lo suyo, porque ha quebrantado el pacto de Jehovah y ha cometido una vileza en Israel.
Al levantarse Josué muy de mañana, hizo que se acercara Israel por sus tribus, y fue tomada la tribu de Judá.
Al hacer que se acercara la tribu de Judá, fue tomado el clan de los hijos de Zéraj. Al hacer que se acercara el clan de los hijos de Zéraj, fue tomado Zabdi.
Y al hacer que se acercaran los varones de su familia, fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá.
Entonces Josué dijo a Acán: —¡Hijo mío, por favor, da gloria y reconocimiento a Jehovah Dios de Israel, y declárame lo que has hecho! ¡No me lo encubras!
Acán respondió a Josué diciendo: —Verdaderamente yo he pecado contra Jehovah Dios de Israel, y he hecho así y así:
Vi entre el botín un manto babilónico muy bueno, 200 siclos de plata y un lingote de oro de 50 siclos de peso, lo cual codicié y tomé. Todo ello está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero está debajo de ello.
Josué envió mensajeros que fueron corriendo a la tienda. Y he aquí, aquello estaba escondido allí en su tienda, y el dinero estaba debajo.
Lo tomaron de la tienda y lo llevaron a Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante de Jehovah.
Entonces Josué y todo Israel con él tomaron a Acán hijo de Zéraj, la plata, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo lo que tenían; y los llevaron al valle de Acor.
Y Josué dijo: —¿Por qué nos has ocasionado destrucción? ¡Jehovah te destruya a ti en este día! Todos los israelitas los apedrearon, y después de apedrearlos, los quemaron a fuego.
Después levantaron sobre él un gran montón de piedras que permanece hasta el día de hoy. Así Jehovah se aplacó del ardor de su ira. Por eso se llama el nombre de aquel lugar valle de Acor, hasta el día de hoy.