El pecado de los hijos de Elí
Biblia cristiana > Antiguo Testamento > Libros Históricos > Primer Libro de Samuel > El pecado de los hijos de Elí (9:2:12 - 9:2:36)
Los hijos de Elí eran hombres impíos, que no tenían conocimiento de Jehovah.
Los sacerdotes acostumbraban a proceder con el pueblo de esta manera: Cuando alguno ofrecía un sacrificio, y mientras era cocida la carne, el criado del sacerdote iba con un tenedor de tres dientes en su mano,
y lo metía en el perol, en el caldero, en la olla o en la marmita. Y todo lo que sacaba el tenedor, el sacerdote lo tomaba para sí. Esto hacían con todo israelita que iba allí a Silo.
Asimismo, el criado del sacerdote iba, aun antes que quemaran el sebo, y decía al que sacrificaba: “Da al sacerdote carne para asar, porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.”
Si el hombre le respondía: “Deja que primero hagan arder el sebo, y después toma todo lo que te apetezca,” él decía: “No, dámela ahora mismo; de lo contrario, la tomaré por la fuerza.”
El pecado de los jóvenes era muy grande delante de Jehovah, porque los hombres trataban con irreverencia las ofrendas de Jehovah.
El niño Samuel servía delante de Jehovah, vestido con un efod de lino.
Su madre le hacía año tras año una túnica pequeña, y se la llevaba cuando iba con su marido para ofrecer el sacrificio anual.
Entonces Elí bendecía a Elcana y a su mujer diciendo: “Jehovah te dé hijos de esta mujer, en lugar de este que ella pidió a Jehovah.” Y regresaban a su casa.
Jehovah visitó a Ana con su favor, y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el niño Samuel crecía delante de Jehovah.
Elí ya era muy anciano y oía todo lo que hacían sus hijos a todo Israel, y cómo se acostaban con las mujeres que servían a la entrada del tabernáculo de reunión.
El les preguntó: —¿Por qué hacéis semejantes cosas? Yo oigo de todo este pueblo acerca de vuestras malas acciones.
No, hijos míos, no es bueno el rumor que oigo y que el pueblo de Jehovah difunde.
Si un hombre peca contra otro hombre, Dios intercederá por él; pero si alguno peca contra Jehovah, ¿quién intercederá por él? Sin embargo, ellos no escucharon la voz de su padre, porque Jehovah quería hacerlos morir.
Y el niño Samuel crecía en estatura y en gracia para con Dios y los hombres.
Entonces un hombre de Dios vino a Elí y le dijo: “Así dice Jehovah: Yo me manifesté claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto al servicio de la casa del faraón.
Yo le escogí como sacerdote mío entre todas las tribus de Israel, para que subiera a mi altar, quemara el incienso y llevara el efod en mi presencia. Yo he dado a la casa de tu padre todas las ofrendas quemadas de los hijos de Israel.
¿Por qué habéis desdeñado mis sacrificios y mis ofrendas que mandé ofrecer en mi morada? Has honrado a tus hijos más que a mí, y os habéis engordado con lo mejor de todas las ofrendas de mi pueblo Israel.
“Por tanto, dice Jehovah Dios de Israel: En verdad, yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre estarían delante de mí para siempre. Pero ahora, dice Jehovah: ¡De ninguna manera! Yo honraré a los que me honran, pero los que me desprecian serán tenidos en poco.
He aquí vienen días cuando cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que en tu casa no haya ancianos.
Tú verás que tu morada padece necesidad, mientras yo colmo de bienes a Israel; y jamás habrá ancianos en tu casa.
Pero no eliminaré completamente a los tuyos que sirven en mi altar, para consumir tus ojos y llenar tu alma de dolor. Todos los descendientes de tu casa morirán en la edad viril.
Te servirá de señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Fineas: Ambos morirán en el mismo día.
Pero yo levantaré para mí un sacerdote fiel que actúe conforme a mi corazón y a mi alma. Le edificaré una casa firme, y él andará en presencia de mi ungido todos los días.
Y sucederá que el que quede de tu casa irá a postrarse delante de él por un poco de dinero y por un bocado de pan, diciéndole: Por favor, asóciame con alguno de los servicios sacerdotales, a fin de que yo tenga un poco de pan para comer.”